Al respecto por Alejandro Aguirre Guerrero
Momentos antes de partir al estado de Veracruz, Adán Augusto López fue requerido por el presidente y Claudia Sheinbaum para solicitarle un favor especial: respaldar “en grande” (y en toda la extensión de la palabra), a uno de los eslabones más débiles del morenismo nacional en temas de seguridad.
Y es que el secretario de gobernación dio el mayor espaldarazo que Cuitláhuac García ha recibido en materia de seguridad (mismo que cayó como bocanada de oxígeno), en el marco de la polémica renuncia de Hugo Gutiérrez Maldonado, y los continuos hechos delictivos perpetrados en Veracruz.
Adán Augusto no sólo dio gusto a su paisano y a Sheinbaum, sino que aprovechó para comprometer al gobernador (en caso de ser el candidato presidencial), a sumar lo mucho o poco que pueda a la causa. El de Tabasco se mostró en actitud de campaña: haciendo política y confrontando a quienes atacan al proyecto de su amigo.
Lo cierto es que para Sheinbaum o Adán López el gobernador García es un “mal necesario”. Su cercanía con AMLO y el cariño que el presidente le tiene lo convierten, quiérase o no, en un asunto “lamentablemente incorporable”.
No hay que equivocarse, (y así lo desean comunicar desde Bucareli): el respaldo a Cuitláhuac García (en materia de seguridad particularmente), obedece a un asunto de estrategia y favor especial, más nunca a un asunto de convicción de Adán Augusto López. Impropio sería reconocer aquello que a todas luces se percibe desajustado.
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