Al respecto por Alejandro Aguirre Guerrero
AMLO dijo a Adán Augusto López que deseaba pasar las fiestas decembrinas con su “plan b” electoral resuelto, o cuando menos bastante encaminado hacia esa ruta. “No te preocupes”, le dijo su secretario de gobernación y amigo, “acabaremos concretando las cosas, más temprano que tarde”.
Y es que la idea surgida desde la oficina del presidente fue, (posterior a percatarse que “su reforma” original no pasaría), que sus adversarios en el INE se sintieran disminuidos a través de una considerable reducción presupuestal.
Un INE con menos dinero acotaría, (a decir del que manda en Palacio Nacional), cualquier margen de maniobra para generar fraude a su candidato o candidata en el 2024. AMLO desea irse a su rancho en Chiapas con la certeza de que nadie de su familia (y equipo), será tocado durante 6 años.
Con los 12 polémicos videos de EPN controlados (al menos durante el 2023), y un INE económicamente recortado, las cosas deberían salirle bien al tabasqueño hacia la próxima elección, sin embargo, también sabe de sobra que todo podría complicarse en el Senado, y mientras el status siga así, su futuro pende de un hilo.
Fue anoche, después de las 9 pm, cuando AMLO pidió una conferencia telefónica conjunta y externó, entre otras cosas, que si los ahí presentes querían dormir tranquilos después del 2024, el “plan b” necesitaba cerrarse en algún momento, “a pesar de la oposición y de Monreal”.
AMLO está muy lejos de sentirse tranquilo con el tema electoral, “no lo ve resuelto ni tampoco su continuidad en el poder a través de Sheinbaum o Adán Augusto”. Por ello, notoriamente exigente, el tabasqueño dijo que la resolución de este tema traería “relajación de sobra” para el movimiento, similar a la que tiene EPN desde el 2018.
“¿Quieren una beca de tranquilidad por seis años como la de Peña? Trabajen por ella en ese plan b”, dijo, y colgó el teléfono.
¿Qué pasará?
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