¿Qué valoran los mexicanos?

¿Qué valoran los mexicanos?
Parabólica.Mx
Columna Invitada

Entre el parroquiano y el ciudadano participativo, escribe José Ojeda Bustamante 

La cultura política de cualquier sociedad es en gran parte producto de su influencia histórica, religiosa, étnica y política, las cuales condicionan de manera marcada sus valores y actitudes.

De ahí la importancia de que resulte relevante la presentación el pasado 24 de marzo de la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020 a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Encuesta cuya finalidad es la de brindar información sobre percepciones, valores y prácticas relativas a la ciudadanía y al ejercicio de los derechos ciudadanos en México, así como los factores que inciden en la construcción de una ciudadanía plena.

Dada su amplitud y profundidad, sólo mencionaremos en este espacio algunos resultados que son relevantes por sus implicaciones para el presente proceso electoral 2021; el papel y la confianza que hoy día juegan algunas organizaciones en el imaginario de los mexicanos y la manera en que esto abona o no a la construcción de una democracia más plena y sustantiva en nuestro país.

Respecto a la confianza en las Instituciones, de acuerdo a la ENCUCI 2020 los mexicanos tenemos algo o mucha confianza en las Universidades Públicas con cerca de 70.1%. En los sacerdotes con 50.7 % en la misma escala y en los medios de comunicación con 48.9 % de mucho a algo de confianza.

De esta manera, universidades, sacerdotes y medios de comunicación, son las organizaciones que gozan en la actualidad de un mayor grado de confianza entre la ciudadanía, valoración que no ha cambiado sustancialmente a lo largo del tiempo.

En contraparte, los dos grupos sociales menos valorados en nuestro país son, ya casi sin extrañarnos de ello, los partidos políticos y los sindicatos; quienes generan en los ciudadanos un 76.8% de poco o nada de confianza y un 61% respectivamente.

Resulta, sin embargo, bastante llamativo que después de los partidos políticos y los sindicatos cerca de 50.6% de la población tenga poca o nada de confianza en los empresarios, un grupo social que, en otros países, principalmente occidentales, tal como Estados Unidos, goza de mayor prestigio y confianza.

 En este sentido, tal pareciera que la percepción sostenida en algunos momentos por el presidente Andrés Manuel López Obrador respecto al sector empresarial, no se encuentra muy alejada de lo que percibe una parte importante de la población.

Finalmente, en otro aspecto también revelador, conforme han pasado los años la percepción hacia las organizaciones sociales como grupo social y el grado de confianza que inspiran es un tanto dividida. Ya que si bien cerca de 51.41 % de los mexicanos afirma mucho o algo en ellas, también cerca 42.6% dice confiar poco o nada en ellas.

Fuente: Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020.

Ante el notable desprestigio de los partidos políticos cabría preguntarse ¿la percepción ciudadana entorno a los partidos políticos es una las razones del creciente abstencionismo en los procesos electorales?

Es una posibilidad, aunque también una realidad que refleja la misma ENCUCI 2020 es que el 80.3% de la población considera que el voto sirve para que haya un mejor gobierno, aunque no necesariamente esta opinión se vea reflejada de manera directa o proporcional en la emisión del mismo en las jornadas electorales.

Al respecto, cabe mencionar que la ciudadanía pasa de un bajo interés por la política al activismo cuando cree que puede afectar los resultados en el sistema. Por lo tanto, su percepción de la integridad del proceso de votación influye en su capacidad para afectar la política gubernamental.

Es cierto que nuestro país ha tenido una larga historia de denuncias de fraude electoral en el siglo XX y acusaciones hacia algunos procesos electorales en los albores del siglo XXI y que esto también influye en la inclinación de la gente a participar en el proceso electoral; hasta cierto punto no sólo por la confianza en su propia eficacia política o por la integridad de las instituciones y el proceso mismo, sino también por su nivel de activismo político de manera particular.

Así, respecto a la inclinación democrática de los mexicanos, resulta llamativo que el 88.7% de la población de 15 años y más está de a acuerdo en que para gobernar un país se necesita tener un gobierno en donde todos participen en la toma de decisiones, pero a su vez también un 77.5 % de la población considera que para gobernar es necesario un gobierno encabezado por un líder político fuerte.

Paradojas de la democracia o resultado de nuestra propia cultura política este indicador sobre la aprobación que reciben los liderazgos fuertes nos ha de llamar la atención sobre la misma figura que encarna el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador y su nivel de aprobación entre la misma ciudadanía.

Fuente: Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020.

Es decir, en el imaginario colectivo como mexicanos estamos de acuerdo en la democracia y en el valor del voto, pero también existe una considerable aprobación respecto al perfil de quien nos gobierne, y lo que nos dice precisamente la ENCUCI es que los mexicanos preferimos a un líder fuerte que ejerza su autoridad al momento de gobernar.

Esta descripción lejos de causar extrañeza se ajusta en lo general a la clasificación que se ha hecho de nuestro país como un régimen presidencial donde la figura de los ejecutivos, sea el presidente o los gobernadores están asociadas a liderazgos a menudo caudillistas, carismáticos y cesaristas en su ejercicio de gobierno.

No se trata de un asunto menor, ya que permite dilucidar el gran desafío que, como mexicanos, aún tenemos en la construcción de una sociedad y una democracia con una cultura política más participativa, donde el papel ciudadano se centre en la construcción de una democracia participativa, siendo conscientes de manera madura de nuestros derechos sí, pero también de nuestras responsabilidades y obligaciones.

 

@ojedapepe