Los Clubs berlineses se convierten en instituciones culturales

Los Clubs berlineses se convierten en instituciones culturales
Diana Edith Gómez
Cartas desde Berlín

Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez 

Es difícil creer que un club o antro es considerado una institución cultural, pero así han sido nombrados en Berlín estos espacios que, sin querer, han descrito y construido la vida diaria de esta ciudad.

Este 6 de mayo, el parlamento federal votó a favor de esta iniciativa, que había sido presentada por el colectivo Live Musik Kommision, con el propósito de conservar estos venues en las mejores condiciones y, sobre todo, salvarlos de la gentrificación y las altas rentas.

En un principio, estos lugares eran clasificados como sitios de entretenimiento, pero con el cambio de status, los clubs serán legalmente protegidos. Esto es también un respiro y alivio profundo después de las estratosféricas pérdidas que se han registrado por la pandemia.

Como ya lo hemos escrito en esta columna, una mayoría de estos centros han cambiado su giro comercial. Ahora se han convertido en centros que realizan test rápidos de Covid o centros de vacunación.

Y es que, anualmente, los clubs berlineses aportan alrededor de tres millones de turistas y contribuyen con más de millón de euros a la economía local. Sin embargo, hay muchos detractores que los ponían siempre en la cuerda floja.

El más importante; el ruido que generan en los barrios alemanes. Esto ha sumado una decena de demandas que los han colocado en desventaja. Además, sin la Ley que protege el aumento de la renta, el cierre total era una gran posibilidad.

A un año sin abrir sus puertas, esta noticia tranquiliza no sólo a los dueños, sino también a los promotores musicales, músicos, dj’s y artistas. Y es que los clubs berlineses guardan en sus sótanos una historia de ocupación anarca en los noventa. Son parte  de la historia y del despertar de un sinfín de proyectos culturales.

Primero de Mayo

Berlín lleva desde hace tiempo afirmando que la fiesta también es cultura y es parte de la representación de la sociedad. Las manifestaciones en las calles lo han demostrado, tal como ha pasado con el primero de mayo, una fecha importante para conmemorar el Día del Trabajo, en la que se celebran dos manifestaciones.

La primera es la lucha por mejores condiciones de trabajo. Grupos extremos toman las calles en la noche, mientras que por el día la fiesta se adueña de toda la ciudad. Esta dualidad es, tal vez, la que mejor describiría a Berlín; entre la lucha y la fiesta.

Y es justo por esta razón que los clubs hoy son considerados parte cultural, porque también son resistencias y son lugares que se autodenominan seguros y libres de racismo, homofobia y clasismo.

Berlín camina muy lento pero seguro para la reapertura de estos sitios. Por lo pronto, la ciudad puede estar segura que se volverá a bailar.

 

@dianaegomez