Colaboración del Doctor Alfredo Torres
Finalmente, el acceso a las vacunas contra #COVID19 permite que quien pueda y quiera vacunarse, lo pueda hacer y así ayudar a terminar esta pandemia que ha afectado a todo el mundo. Siempre se puede cuestionar la manera como algunos países desarrollados monopolizaron vacunas de algunas empresas farmacéuticas, dejando a otros países sin el acceso a esas vacunas. En Estados Unidos, el acceso a vacunas de las empresas #Pfizer, #Moderna y #Johnson&Johnson permitió que mas de la 50% de la población ya este vacunada y ahora se enfrente otro problema diferente, que las personas no se quieran vacunar por no creer en la efectividad de las vacunas.
En México, la incapacidad de producir sus propias vacunas, dejo al país a la merced de aquellas empresas farmacéuticas que quisieran venderles vacunas, así que cinco vacunas se están distribuyendo en el territorio nacional, las de las empresas chinas Cansino y Sinovac, la rusa Sputnik V, la británica AstraZeneca y la americana / belga Pfizer. Lo mismo sucedió en otros países de Latinoamérica, donde el acceso a las vacunas ha sido bastante limitado, países como Chile decidieron vacunar a su población con la vacuna china de Sinovac, pero también empieza a utilizar las vacunas de Pfizer y AstraZeneca; en el caso de Argentina, ellos utilizan la vacuna china Sinophram, la rusa Sputnik V, la India Covishield y la británica de AstraZeneca; finalmente Brasil está usando la vacuna de AstraZeneca así como la china Coronavac (Sinovac).
Es evidente que los países tienen la libertad de negociar con diferentes empresas farmacéuticas para adquirir la(s) vacuna(s) que estén disponibles y se debe trabajar con su población para que se vacunen cuando les toque su turno. Pero que pasa cuando no hay la oportunidad de escoger la vacuna que uno se quiera poner y se tiene que estar a la merced de los sistemas de salud que deciden como distribuir las vacunas disponibles y a que grupos les tocaran tal o cual vacuna. Eso limita la oportunidad de escoger cual sería la vacuna que se cree es más adecuada para la persona y puede aumentar el número de personas que no se quieran vacunar.
Pero existe ahora un problema más grande del que no se está hablando y es que personas que recibieron las vacunas chinas o la rusa, no se les permitirá entrar a países de la comunidad europea, Canadá y posiblemente a Estados Unidos, pues están vacunas no han sido aprobadas por las agencias regulatorias de esos países. Esto empieza a crear una situación donde las personas de México o Latinoamérica que están planeando el viajar a estos países, se les está informando que no se les dejara ingresar a esos países pues la vacuna que recibieron no está aprobada en esos países.
¿Qué hacer en estas situaciones? Recibir otra vacuna, no viajar, conseguir una tarjeta de vacunación falsa. El riesgo que corren estas personas que se quieren inmunizar con otra vacuna que les permita viajar, es que no están considerando que no hay información científica que valide el recibir más de dos dosis de vacunas diferentes y los posibles efectos secundarios que puedan experimentar. La única combinación de vacunas que se ha validado experimentalmente es una dosis de AstraZeneca seguida de una dosis de la vacuna de Pfizer y en ese caso, la protección fue adecuada. Con ninguna otra vacuna existe información validada.
ASI QUE LAS PERSONAS TIENEN LA LIBERTAD DE VIAJAR A CUALQUIER PAIS Y NO SE LES PUEDE NEGAR EL ACCESO POR LA VACUNA QUE HAYAN RECIBIDO, PERO ESTAS PERSONAS NO TIENEN EL DERECHO DE ENGAÑAR A LAS AUTORIDADES MIGRATORIAS Y ARRIESGAR SU SALUD AL PONERSE MAS DE UNA VACUNA CONTRA #COVID19.