Ecosistema Digital por Carlos Miguel Ramos Linares
El secretario de Estado estadunidense, Antony Blinken, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador que el gobierno de México impulse la electromovilidad y se se sume a los planes norteamericanos en materia de producción de semiconductores que conlleva una inversión millonaria por parte de Washington.
Para entrar en contexto, ante el temor de que China se convierta en una potencia dominante en el sector eléctrico, el presidente Joe Biden firmó el 9 de agosto una ley que impulsa el desarrollo y producción de semiconductores en el país, que incluye desarrollo, investigación e implementación por unos 52 mil millones de dólares.
Por su parte, México nacionalizó la explotación de litio, un material escencial para las baterias de autos eléctricos y básicamente cualquier nueva tecnología. El Congreso impulsó, a partir de iniciativas del Ejecutivo, la explotación del material, así como la inversión del sector privado. La reunión entre autoridades mexicanas y estadounidenses llega en ese contexto, luego de que la demanda mundial de semiconfuctores se disparó durante la pandemia y ocasionó una escasez mundial que afectó a Estados Unidos.
México es un país pieza clave para Estados Unidos, pues las principales fábricas de autos que surten el mercado norteamericano y producen componentes cada vez más tecnológicos se encuentran en territorio mexicano.
Más allá de la sinergia en los interes comerciales de ambas naciones, una de las problemáticas que experimentan las principales zonas metropolitanas es el crecimiento acelerado de la población y la mancha urbana se rige bajo una visión autocentrista, ocasionando problemas de aumento del parque vehícular.
Sin embargo, la propuesta de la electromovilidad en México ofrece soluciones parciales que ni siquiera subsana los problemas medioambientales. Es decir, el congestionamiento vial, la desarticulación entre las modalidades del transporte urbano, los efectos negativos (aún siendo eléctricos) al medio ambiente y la calidad de vida de la población continuará como la conocemos hasta ahora, pues la visión aún se centrifica en la utilización del automóvil.
De hecho, zonas del Valle de México, Guadalajara y Monterrey son urbes que actualmente presentan el mayor avance en movilidad urbana eléctrica. A principios de los años 50 se estableció una red de trolebuses en la Ciudad de México, mismos que a la fecha son de propulsión eléctrica.
Durante los siguientes años, los esfuerzos en materia de planes estratégicos de movilidad se centran en impulsar medios de transporte con una mayor capacidad y cobertura geográfica, como el sitema de transporte colectivo o metrobús.
Estos esfuerzos cambian la visión autocentrista y reiivindican la pirámide de movilidad, que prioriza a las personas que deciden trasladarse en medios que no contaminan, como la bicicleta o caminar. La democratización de la electromovilidad en vehículos compactos no solucionará el congestionamiento vehicular, sólo cambiamos un combustible fósil por uno eléctrico.
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Carlos Miguel Ramos Linares
@cm_ramoslinares