El Blog de Puebla Deportes escribe Antonio Abascal
Otro gran juego se dio en el Estadio Cuauhtémoc que registró una buena entrada, pero en la cancha, el Puebla desperdició de una ventaja de 2-0 para perderla en cuestión de tres minutos con el agravante de que el gol del empate cayó, otra vez, en una jugada de táctica fija para que por tercer juego consecutivo se sufriera un gol en contra en ese tipo de acciones y ahora en un larguísimo saque de manos que remató uno de los más bajitos de la escuadra lagunera por lo que la falla muy marcada. Nicolás Larcamón sigue insistiendo que son “desconcentraciones”, pero si ya se han repetido en tres juegos (Cruz Azul, San Luis y ahora Santos), es un mensaje para que el cuerpo técnico y el equipo aprieten las tuercas https://www.youtube.com/watch?v=2fJc44EtAig.
Sin embargo, justo en el receso por la Fecha FIFA, conviene explicar varios aspectos para tratar de eliminar el ruido que, desgraciadamente, va con el Puebla. Tras el empate muchos aficionados expresaron su preocupación por el descenso del equipo que ya es tercero de la tabla (como si al final de la fase regular se coronara al equipo que tuviera más puntos), cuando la realidad indica que la escuadra de la Franja no ha perdido sus señas de identidad, que sigue ofreciendo buen futbol y que de once partidos sólo ha perdido uno; sin caer en las tan poblanas dramatizaciones, la importancia del empate ante Santos Laguna radicará en que el cuerpo técnico sea capaz de extraer las enseñanzas para que los jugadores no caigan en las desconcentraciones, como las llama Larcamón, aunque el viernes fue una desconexión que duró unos diez minutos y que pudo provocar no sólo la igualada visitante sino un resultado peor porque Antony Silva repelió con su cuerpo un mano a mano ya con el 2-2 en el marcador.
Durante todo el torneo tanto en las ruedas de prensa previas como en las posteriores a los partidos, Nicolás Larcamón ha insistido que sus jugadores trabajan para ofrecer “noches memorables a la afición en mayo”, pues bien esas “noches memorables de mayo” se gestan en marzo y abril, dicho de otra manera, en liguilla una desconexión como la del viernes cuesta la eliminación, en la fecha once se perdieron dos puntos y el segundo lugar de la tabla pero todavía hay un camino por recorrer y, por tanto, para aprender de lo sucedido.
La historia del futbol mexicano en los llamados torneos cortos nos muestra que con algunas excepciones como el Toluca de Enrique Meza que dominó de principio a fin, en nuestro país los equipos que se coronan son los que llegan a su punto más alto de rendimiento en diciembre o mayo (fechas de las finales), la fase regular sirve para clasificar a ese otro torneo llamado liguilla donde los errores penalizan más y los aciertos se magnifican. Dicho de otra manera no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar y, sobre todo, ser autocrítico con los resultados en partidos como los del viernes ya que el Puebla hizo cosas positivas para superar a una escuadra en crecimiento y cuyo técnico demostró que tenía muy estudiado al equipo de Larcamón ya que no sólo modificó su parado habitual para colocar más hombres en el mediocampo y complicarle el tránsito a los Camoteros, sino que a diferencia de otros equipos que se han quedado ahí, Fentanes buscó la forma de herir al Puebla, los pases en profundidad ya los habían intentado los mediocampistas de Santos desde la primera mitad hasta que uno de ellos cuajó para que Eduardo Aguirre los metiera en la pelea con el 2-1.
El viernes, el Puebla fue capaz de encontrar otros caminos para hacer daño, no se desesperó ante la presión alta de Santos, algo que sí le había pasado la semana anterior en San Luis, Pablo Parra (una lástima su lesión que lo alejará de la Fecha FIFA con Chile) creció, Mancuello volvió a ser importante en la distribución, Araújo estuvo más participativo aunque en ocasiones se sigue equivocando en la elección de la jugada, Israel Reyes tuvo un buen duelo con Preciado pero compitió con el delantero lagunero y en varias ocasiones si bien perdió fue capaz de retrasar la jugada para tener apoyos y que la acción visitante no trascendiera. Cortizo reapareció y aunque estuvo voluntarioso no tuvo su mejor partido, pese a ello, el equipo de la Franja siempre da la cara y ese signo se mantuvo el viernes. Pudo haber encontrado la ventaja en el cierre del primer tiempo pero Carlos Acevedo logró una atajada para seguir demostrando las injusticias de Gerardo Martino en las convocatorias de la selección nacional.
Al regresar del descanso, el Puebla había cerrado los espacios que en el primer lapso lo llevaron a sufrir y empezó a asomarse al área lagunera, llegaron los centros y en una jugada de rebotes, Reyes aprovechó uno de ellos para festejar su convocatoria al “Tri” con el gol de la quiniela, luego vinieron los ingresos de Barragán, Corral y Herrera y el primero volvió a marcar tras una buena jugada por izquierda en la que mostró su valentía al ir con todo a pesar de la salida de Acevedo. Por segundo partido consecutivo, el Puebla pensó que tenía el resultado en la bolsa y ocurrió la desconexión ante un equipo que ya había mostrado lo que pretendía en el primer tiempo y por fin pudo cazar a los centrales locales mal ubicados, Aguirre le ganó la espalda a Gularte y aprovechó el pase de Suárez para vencer a Silva, inmediatamente la confusión se apoderó de los poblanos y esa confusión general fue aprovechada por Rodrigo Prieto quien realizó un saque de manos largo en el que falló todo el aparato defensivo ya que ninguno de los centrales estuvo listo, demasiado confiados en que era un saque de manos lejano, y Suárez aprovechó para desviar ligeramente el balón y dejarlo fuera del alcance de Silva quien también se vio sorprendido, Santos pudo ganar pero el paraguayo lo evitó y luego regresó el Puebla para generar alguna llegada como la del cabezazo de Lucas Maia que se fue por arriba.
Los torneos requieren que los equipos que aspiran al protagonismo tengan un funcionamiento que gráficamente se exprese a través de los valles, crestas y los baches, una representación gráfica que no necesariamente tiene que ver con la posición en la tabla. El Puebla empezó con un empate ante el América en el que el sabor fue de haber perdonado a los de Coapa, pero luego siguieron los triunfos ante Tigres, Querétaro y Tijuana, fue capaz de mantener la etiqueta de equipo invicto en nueve jornadas y precisamente el punto más alto de la cresta se dio ante Cruz Azul en lo que para un servidor ha sido el mejor juego del Puebla en la era Larcamón por la forma en la que dominó a un equipo potente y por la calidad de los goles que anotó, luego vino el descalabro en San Luis y el empate frente a Santos, es un descenso de esa cresta, pero hasta el momento forma un valle, no se trata de un bache. El reto es evitar que llegue ese bache o que sea muy pronunciado para elevar el nivel de cara a la recta final del campeonato y llegar a la liguilla en el mejor momento competitivo. Así se traduce el aprendizaje que debe generar un juego como el del viernes donde se dejó con vida a un equipo que estaba en la lona, pero que seguía intentando y que conocía el camino para hacer daño: Buscar la espalda de los centrales.
Cabe recordar una anécdota poblana para demostrar que el futbol mexicano es un animal que requiere ser domado poco a poco sin correr. En la 89-90, el Puebla era uno de los grandes favoritos para ser campeón, la directiva había formado un equipazo con figuras nacionales e internacionales a tal grado que cuando una de ellas no cuajó, el paraguayo Julio César Romero “Romerito”, a la mitad de campaña en enero se le dio de baja para traer a un extremo que había sido partido parte de la selección brasileña, Edivaldo Martins da Fonseca quien brilló en su presentación ante Cruz Azul la noche en la que Carlos Poblete hizo cuatro goles https://www.youtube.com/watch?v=sHyiVArJEHs. Ese Puebla tomó el liderato pero entre la parte final de la Copa México y el cierre de la fase regular cayó en un bache: Santos 2-1 Puebla en la fecha 31 (por cierto partido jugado el 18 de marzo de 1990), Puebla 1-2 Monterrey en la 32, Irapuato 2-1 Puebla en la 33, fueron tres derrotas consecutivas antes de vencer 2-1 a Tecos con goles de Edivaldo y Aravena, vino la ida de la final de Copa donde Tigres ganó 2-0 https://www.youtube.com/watch?v=p-FRBSEus9g, al regresar a la liga se empató a uno con el Atlas, la vuelta copera contra Tigres que se saldó con un 4-1 que le dio el título a los Camoteros https://www.youtube.com/watch?v=VNbZfLj4wfk&t=40s, pero en liga se perdió 2-1 con Toluca, se empató a dos con América https://www.youtube.com/watch?v=bli__et7tdc&t=133s y se perdió 2-0 en casa contra los Pumas. Es decir de los últimos ocho partidos de liga se ganó uno, se empató dos y se perdieron cinco, para sumar cuatro puntos de 16 en disputa.
La directiva estaba preocupada, el equipo había caído del súper liderato al tercer lugar, Emilio Maurer pidió explicaciones a Manolo Lapuente y el segundo dijo: “¿Me contrataste para ser líder o para ser campeón?”, a lo que el directivo contestó: “para ser campeón”, Lapuente concluyó: “Entonces déjame trabajar”, al entrar a la liguilla el Puebla sufrió un nuevo descalabro: 3-1 ante Correcaminos en Ciudad Victoria, pero regresó para ganar con drama en el Cuauhtémoc con el gol de Arturo Cañas que puso el 3-1 que empataba el global y le daba al Puebla el boleto a semifinales por la mejor posición en la tabla https://www.youtube.com/watch?v=jOSJTIruGtE, a partir de ahí ya no perdió: Vibrante empate a 4 contra los Pumas en el Cuauhtémoc, victoria de 4-2 en CU contra los mismos Pumas https://www.youtube.com/watch?v=VTNJ-zify1g y triunfos de 2-1 en Guadalajara y de 4-3 en Puebla contra la U de G https://www.youtube.com/watch?v=Pt5iuZX4Bps. El Puebla fue campeonísimo y en una pancarta en el Cuauhtémoc se podía leer: “Perdónanos, Manolo”.
No estoy diciendo que el Puebla de Larcamón vaya a ser campeón (no soy adivino), pero sí creo que la afición del equipo debe gozar el presente del equipo: Tercer lugar de la tabla con una sola derrota, un equipo que da espectáculo y que su buen quehacer colectivo ha catapultado a cuatro de sus futbolistas a sus selecciones nacionales: Antony Silva con Paraguay, Israel Reyes con México (lo cual es todo un logro ante la incapacidad de Martino de abrir las puertas a las caras nuevas), Pablo Parra con Chile y el regreso de Fernando Aristeguieta con Venezuela. El presente también indica que hay tuercas por apretar de cara a la parte final del campeonato, pero el cuerpo técnico que encabeza el timonel argentino ha demostrado su capacidad para arreglar los desajustes, por lo cual este equipo sigue teniendo como mérito que no ha perdido sus señas de identidad y todavía tiene margen de mejora.
@abascal2