Respetemos al aficionado

Respetemos al aficionado
Alfredo González
Pan y circo

Pan y circo escribe Alfredo González 

Si hay algo que no nos podemos permitir los que nos dedicamos a los medios de comunicación es faltarle al respeto a los aficionados. Hoy se montan personajes ‘chistosos’ y de ‘sabelotodos’ y todo queda en entretenimiento barato, sin una pizca de inteligencia. Soltamos lo más burdo porque «así lo pide la audiencia». Hemos perdido el rumbo.

Se llega a una transmisión sin preparar el partido en cuestión. «¿quién es el chaparrito número 8, de qué juega?» me cuestionó alguna vez un ex futbolista en una redacción. Di santo y seña. 20 minutos después, pareciera que el personaje había visto 30 partidos del equipo. Analizó, tiro dos o tres datos, ‘conocía’ al número 8 y, por supuesto no faltó decir que llevaba tres juegos marcando gol. Y bueno, del crédito ni hablar.

Este fin de semana escuché a otro ex futbolista decir, «Yo creo que es momento de darle descanso a Messi, vas ganando y mira, ya camina, raro que falle tres pases seguidos». No estaba terminando de decir «seguidos» cuando Lionel se sacó de la chistera un pase que estuvo a centímetros del gol. Siguiente jugada, pared con Neymar y gol de Messi. Seis minutos después golazo de chilena. Pero claro, teníamos que sacarlo.

Y es que aquí es donde nos tenemos que detener. ¿En serio nunca hemos visto cómo Messi encara los partidos? Decía Pep Guardiola alguna vez que Lionel pareciera que se desconecta, mira a todos lados, camina el terreno y no pasa nada con él, pero es cuando más atención deberías prestar. Y tal cual, Messi midió al rival, sabía en dónde y en qué momento. Vamos, es que es Messi. Si no conoces a Lionel y no preparas un partido del PSG, estamos pal’ perro, discúlpeme usted.

Un día antes, en la misma cadena también.

-Con este cambio y la entrada de tal jugador, ¿cómo vislumbras el parado del equipo, porque el que entra tiene buenas condiciones?- pregunta el relator.

-Sí, claro. Pues ahorita veremos. ¿Cómo se llama el chico que entró?- contestó el analista, quien además es técnico campeón del futbol mexicano.

Como decía mi abuelo, la culpa no la tiene el indio, sino quien lo hace compadre. Muchas personas tienen el privilegio de haber pateado una pelota y por ello se sienten merecedores de la palabra. Hernán Crespo anunciaba hace algunos años que había que prepararse, que haber jugado al futbol por sí mismo no te hace un analista, hay que saber expresar con palabras lo que ves. Y aquí es donde nos perdemos. Atención, no solo en el caso de los ex futbolistas o técnicos. Aquí aplica parejo también para comunicadores y periodistas. Tal parece que saber hablar tras un micrófono o hilar 10 palabras en la televisión nos da inmunidad.

La mayoría de las producciones te brinda una serie de datos y estadísticas para que puedas comentarlas durante una transmisión. Es un gran apoyo, por supuesto pero no lo es todo, son simples letras que, si no traen un contexto te van a bailar más que las escobas en la Fantasía de Mickey Mouse. Hay que conocer a los equipos, saber quiénes juegan, si hay lesionados, datos de la cancha, de la ciudad, del árbitro, de la afición, de la gastronomía. Vamos, es que no es física cuántica, pero la pose encanta, las frases rimbombantes y los lugares comunes son la salida perfecta. No generalizo, pero en el medio abundan estos personajes.

Y en un programa en vivo, lo mismo, si tienes que presentar cuatro resúmenes, mínimo conoce quién marcó, métele uno que otro dato mientras el espectador ve los goles, si es su primer tanto, si el equipo lleva 3 partidos sin ganar, si los técnicos que se enfrentan son jóvenes, veteranos, debutantes. Es lo mínimo que podemos hacer con quien nos ve y escucha, respetarlo, valorar su tiempo y darle entretenimiento de calidad.

 

Por Alfredo González

@AlfredoGL15