Pan y Circo escribe Alfredo González
La publicación de fotos e historias en Instagram en Puebla y el cariño que mucha gente le tiene bastaron para que se pensara en el regreso de Matías Alustiza al Club Puebla. Y es que a falta de referentes en la última época, la afición sigue abrazándose al recuerdo del Chavo, un futbolista tan técnico y goleador como inconstante y tribunero.
La realidad es que Matías no volverá a la Franja, al menos mientras siga la misma administración. Hace algunos años la relación se rompió y el jugador salió en malos términos por la puerta de atrás. El 21 de noviembre de 2019, Matías anunció su despedida: “Me acaba de informar el Rambo Sosa que ya no voy a continuar en el club, quiero agradecer a cada uno de mis Compañeros, Utileros, Médicos, Masajistas y en especial a esta linda AFICIÓN POBLANA por todo el cariño que me brinda en las calles y en el estadio. También por siempre valorar mi trabajo, me hicieron sentir que esta es mi casa y les prometo que VOLVERÉ... GRACIAS POR TODO, POBLANOS!!!!", escribió el delantero argentino.
Días después, Alustiza no fue convocado para el último partido de la temporada ante Necaxa y ahí quedó su historia en La Franja. Mati jugó un total de 151 partidos con Puebla, en los que anotó 64 goles y dio 11 asistencias, números que así quedarán porque no volverá a vestir la camiseta poblana.
Nadie niega que el Chavo ha sido un jugador importante para La Franja, pero acuñarle el ídolo me parece exagerado. Es goleador histórico, brilló en una época poco más que oscura para el Club; sin embargo no cumple con todos los requisitos para ser considerado leyenda/ídolo. En muchos partidos caminó, no fue el líder que se necesitaba, grilló en algún momento y bueno, hasta tiró balinazos a la gente en la calle. Corría por los balones que ya estaban fuera de la cancha para que la gente lo aplaudiera. Tribunero, pues. Sí, metió un doblete en la final de Copa ante Chivas y fue el jugador más valioso, pero el trabajo sucio, el camino rumbo al juego final no fue mérito de Matías, el equipo alterno fue quien clasificó a la definición del título.
Muchas actitudes se entienden desde el contexto que tuvo pérdidas familiares como los fallecimientos de su hija y padre en tan solo 3 años; sin embargo lo que aquí se señala es el tema cancha y ahí fue importante, pero quedó unos escalones abajo de la corona de ídolo. Como parámetros están Carlos Poblete, Pablo Larios, Roberto Ruiz Esparza. Ellos fueron líderes, referentes y claves para aquel Puebla campeonísimo.
Por Alfredo González