La Fuente escribe Fabián Robles
El priista Marco Antonio Mena Rodríguez se empeña en presumir que heredará un estado de Tlaxcala en paz. Nada más falso. Lo sabe, y por eso ha recurrido a la táctica del avestruz.
Esconder la cabeza ante los problemas para evadirlos, ha sido su estrategia de los últimos días en espera de que termine el mes y entregue la estafeta a su sucesora Lorena Cuéllar.
Su conducta displicente –emulada por varios de sus colaboradores- no deja lugar a dudas y tampoco puede entenderse de otra manera.
La semana pasada centenas de personas –sin deberla ni temerla, como se dice de manera coloquial- pagaron las consecuencias del cierre de tres carreteras a manos de grupos de inconformes por causas distintas.
Ninguna autoridad se preocupó, y menos se ocupó, de la problemática derivada de esos actos que, al margen de cualquier demanda justa y del derecho a manifestarse, afectaron a terceros y generaron pérdidas millonarias.
Dos de los bloqueos carreteros –uno sobre la carretera federal de Tlaxcala a San Martín Texmelucan, a la altura de Santa Ana Nopalucan por más de seis horas; y el otro por diez horas en el entronque a Atltzayanca en el tramo de Huamantla a Cuapiaxtla- fueron para exigir a la Procuraduría la entrega de los cuerpos de dos mujeres y un menor de edad, fallecidos en circunstancias y lugares diferentes.
El otro –que duró nada más cuatro días- tuvo lugar a la altura de Panotla, sobre la autopista Tlaxcala-San Martín Texmelucan. Pobladores de ese municipio cerraron esa vía de comunicación ante la falta de agua potable y para exigir castigo al edil Eymar Grande, a quien acusan de incurrir en diversas anomalías en el manejo del erario.
En ninguno de los tres casos –a decir de los quejosos- intervino la Secretaría de Gobierno en su papel mediador, como suele ocurrir en problemas de esa naturaleza, al margen de que los tramos carreteros sean de jurisdicción federal, estatal o municipal.
Frente a la displicencia del gobierno de Marco Antonio Mena, en el caso de Panotla, el más grave y dilatado de los tres referidos, tuvo que interceder un representante de la empresa Pinfra –concesionaria de la autopista- para convencer a los manifestantes de levantar el bloqueo.
El directivo consiguió su propósito tras gestionar –sólo mediante una llamada telefónica- una cita en la Secretaría de Gobernación para que los inconformes expongan sus problemas en busca de una solución.
El gobierno de Tlaxcala no fue capaz de nada, ni siquiera de hacer la llamada que hizo el directivo de Pinfra, y dejó que corrieran a tutiplén los desmanes de los panotlenses, incluida la vejación del secretario del ayuntamiento y la quema de un vehículo oficial, situaciones estas que deben tener consecuencias legales.
Esa misma actitud de desdén la adoptó el gobierno estatal frente al cierre de la carretera federal Tlaxcala-Puebla a la altura de la cabecera municipal de Xicohtzinco.
Pobladores cerraron ese tramo durante dos meses, inconformes con los resultados de los comicios del 6 de junio y con la administración del edil saliente.
En ese caso, la dependencia encabezada por José Aarón Pérez Carro también dejó crecer el problema. En consecuencia, esa vía carretera estuvo cerrada ¡dos meses!
La creciente inconformidad con sus respectivas autoridades salientes podría devenir en acciones similares por grupos de pobladores de otros municipios durante los próximos días. No se trata de arengar a nadie, pero las circunstancias son parecidas a las de una bola cantada. Al tiempo.
JAQUE AL REY
En el Poder Judicial cada cierto tiempo les da por jugar ajedrez. Al menos eso parece.
El pasado viernes, de manera sorpresiva, fue derrocado Fernando Bernal Salazar como presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado y del Consejo de la Judicatura.
La magistrada Maricruz Cortés fue la encargada de ponerlo en el cadalso.
Sus pares no consintieron que el magistrado presidente se valiera del cargo, entre otras linduras, para dar posiciones a familiares y amigos, con jugosos salarios. Nada extraordinario ni diferente a lo ocurrido en tiempos pretéritos.
Fernando Bernal corrió la misma suerte que Héctor Maldonado Bonilla en su momento. A este último magistrado lo tumbaron de la presidencia del TSJE y del Consejo de la Judicatura el 31 de mayo de 2019, señalado también de incurrir en diversas anomalías.
En ese entonces quien le puso el dedo a Héctor Maldonado fue el mismo Fernando Bernal.
Cosas de la vida: hoy el defenestrado Bernal es sustituido en el cargo por Maldonado. La historia es cíclica, dicen. Otros le llaman karma. Algunos más prefieren decirle vendetta. Cada quien su diccionario.
El miércoles pasado, investido aún como titular del Poder Judicial, Bernal Salazar fue agasajado por una sexteta de sus corifeos. En el restaurante La Tronera de Apizaco, desayunó y departió muy alegre durante casi dos horas. Festejaba así un año más de vida.
Pastel hubo de por medio. El magistrado no apagó la vela a la manera tradicional (con un soplido) por aquello de las medidas sanitarias. Se valió de las manos para hacer algo de viento y tardó un poquito en extinguir la llama de la velita cumpleañera. No esperaba que dos días después se extinguiera una flama mucho más fuerte e importante: la del poder que da presidir el TSJE.
@farotlax