Mascaras escribe Jesús Olmos
Mahui cumplió el 19 de febrero un año con nosotros en casa. La encontramos después de que pasara aproximadamente un mes sola a la intemperie, en medio de un paraje despoblado en un día de frío y niebla con 8 grados de temperatura. Estaba completamente mojada y llena de pulgas, estaba enferma, perdía mucha sangre y llegó muy mal del estómago. El veterinario nos pidió no ilusionarnos por la gravedad de su caso, pero ya lleva un año acá y se muestra bastante sana.
Como su caso, afortunadamente he visto muchos este último año, familias ávidas de dar cariño a un animalito de estos que padecen el infortunio de nacer en la calle y que los vuelven parte de su familia y su vida cotidiana.
El relato personal de mi experiencia como tenedor de un animal viene a colación por algo que ha ganado cierto realce en la cobertura de la política municipal y que no ha escapado a los ojos de los usuarios de las redes sociales.
El alcalde Eduardo Rivera ha vuelto a salir a las calles a realizar sus despliegues matutinos que a la vez le sirven de exposición y para ver los alcances que ha tenido su administración.
En los más recientes eventos de entrega de obras, del 19 de enero y el 21 de febrero, al presídium encabezado por el edil panista, invitados y algunas veces su esposa Liliana Ortiz, se les han acercado algunos perros que robaron cámara. Los animalitos se presentaron muy a su estilo, desinhibidos, pidieron al edil de la capital una caricia en la panza o se plantaron frente a sus invitados moviendo la cola.
En 2015, Puebla ocupaba el cuarto lugar a nivel nacional entre los estados con el mayor número de animales en situación de calle, con 450 mil, la mayoría de ellos en la zona metropolitana, de acuerdo con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la BUAP.
Y eso salta a la vista, ya que las colonias de la capital que ha visitado el edil están repletas de animales con muestras de abandono, maltrato, deficiencias en su salud, que han padecido como muchos de la ausencia de la figura del estado y es imposible ocultar su presencia, más aún cuando son tal cantidad de número.
El propio edil capitalino ha promovido campañas de esterilización y de adopción responsable, pero sus esfuerzos ante el nivel de demanda lucen insuficientes.
Lejos de las necesidades imperiosas de seguridad, salud, empleo y bienestar en general que los Gobiernos deben comprometer, vale la pena recordar que dar una vida digna a los animales nos ayuda para ser mejores seres humanos y mejor sociedad, por lo que debería ser una variable inapelable.
Yo decidí trasladar el tema y darle un toque periodístico, ya que la presencia de estos animalitos en los eventos del alcalde no me ha parecido ninguna casualidad, sino el reclamo significativo de un grupo que ha sido históricamente olvidado y que se aparece cada mañana para recordarle a la autoridad que también tiene una deuda pendiente con ellos.
@Olmosarcos_