Máscaras escribe Jesús Olmos
La muerte de la Reina Isabel II ha vuelto la mirada sobre la Corona Británica, sus antecedentes, historia, evolución, sus tragedias y sus triunfos, y hasta la forma en que su vida ha sido contada a través de la prensa.
Como nunca antes, vivimos en tiempo real cada paso de la caída de la monarca y el ascenso de su hijo Carlos III, un personaje profundamente impopular que como nadie antes puede llevar a la Corona a una crisis sin precedente.
Las primeras imágenes sobre su reinado, han mostrado a un personaje sin tacto, abyecto de la realidad y a quien el reino le llegó muy tarde.
El nuevo Rey de 14 países y cabeza de la Mancomunidad de Naciones que integran otras 56, parece tener poca tolerancia a la frustración y muestra irritabilidad por pequeños detalles.
Carlos, un hombre que supera los 73 años, deberá reaprender a comportarse frente a las nuevas plataformas de comunicación y convivir con el imborrable legado de su madre.
No será fácil la tarea para el nuevo monarca británico hacerse de una imagen que contrarreste los efectos negativos de este primer tramo bajo su mando, en el que ya suma despidos, berrinches y rabietas como sello.
Carlos III también deberá sobrellevar el histórico rechazo que se ha generado en torno a él, desde el fatídico deceso de la Princesa Diana y la cola de sinsabores que ha arrastrado hasta la normalización de su vida con Camila.
El Carlos de las historias de Netflix y de las superproducciones de Hollywood debe ser superado por el personaje de la vida real. Las lecturas sobre el niño tímido y torpe, poco apto para las actividades que le exigía su padre deberán ser borradas por un monarca que nos haga ver clara su huella rumbo al fututo.
Aquella rebeldía que se exhibe en capítulos de la serie The Crown, contra su tradicional y conservadora familia, puede hacer que la monarquía parlamentaria siente precedente en el deber ser de millones de habitantes de los países en donde todavía ejerce influencia.
Carlos se enfrentará a una época en la que la Corona se observa con lupa escrupulosa, en donde las nuevas generaciones repudian con ahínco prácticas añejas como el racismo, clasismo y las diversas formas de discriminación.
El Rey luchará contra una muy amplia cadena de abusos perpetrados contra naciones, países y razas que vienen por añadidura con el peso del halo de oro que carga sobre su cabeza, desde la mañana del 8 de septiembre de 2022.
Luchará también con el fantasma de una Reina a quien los personajes de la política vieron con aprecio y hasta con admiración, algo que no necesariamente es buen o mal legado.
@Olmosarcos_