parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Si el programa “Rápido y Furioso”, diseñado en Estados Unidos provocó que al menos 2 mil 500 armas de alto poder fueran a parar –entre 2006 y 2011- a manos de grupos de delincuencia organizada, en Puebla nos quedamos cortos al suponer que Facundo Rosas Rosas sería detenido, procesado y encarcelado por la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, en julio de 2014.
La detención, la media mañana de este jueves, del hombre que condujo la seguridad pública en un tramo de la gestión del panista Rafael Moreno Valle, luego de un percance vial en el murió una mujer en la Ciudad de México, evidenció que se trataba de un pez gordo que difícilmente sería atrapado por principiantes.
Facundo Rosas fue entregado a la justicia federal por haber cometido presuntamente homicidio imprudencial tras arrollar a una mujer en la capital del país, pero luego entregado a la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada en un contexto específico.
El secretario de Relaciones Exteriores y candidato presidenciable, Marcelo Ebrard, interpuso demandas a diversas empresas fabricantes de armas en Estados Unidos por la ola de crímenes que ha padecido México desde que Felipe Calderón declaró la guerra al narco, y abrió la puerta al descabellado programa instrumentado por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
El exmando policiaco de Moreno Valle en Puebla fue el brazo fuerte de Genaro García Luna, quien enfrenta un proceso en la Unión Americana por conspirar con cárteles en nuestro país, en su calidad de jefe del Estado Mayor de la Policía Federal.
El programa Rápido y Furioso, admitió en su momento Eric Holder, exprocurador estadounidense ante un Comité del Senado de aquel país, tuvo errores de procedimiento, aplicación y seguimiento, pues su sentido original era rastrear cada una de esas armas en las manos de los crimínales en México… Hasta que comenzó a costar vidas entre agentes norteamericanos destacamentados en nuestro país.
Según reportes, unas 200 mil armas fabricadas en Estados Unidos están en México, y siete de cada diez homicidios por arma de fuego son cometidos por uno de los artefactos producidos por la industria del vecino país del norte.
Facundo Rosas, el articulista de medios poblanos, deberá cargar con esa acusación innoble: la de haber facilitado como funcionario federal que armas norteamericanas asesinaran a mexicanos. Nunca iba a caer por el pobre niño de Chalchihuapan, menos por la mujer muerta en las calles de la capital del país.
@FerMaldonadoMX