Parabolica.mx por Fernando Maldonado
El priísta Ismael Hernández Deras se quedó con muchas ganas de meterle la mano a Puebla, desde que por allá de 2015 fue delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
El ex gobernador de Durango, dueño de un largo historial de vinculación incluso con grupos de la delincuencia organizada, que luego lo tuvieron cerca de procesos judiciales, es hoy el presidente de la Confederación Nacional Campesina.
Uno impuesto, porque su origen es en el Sector Popular del tricolor.
Lo impuso el ex candidato presidencial José Antonio Meade, desplazando a los líderes reales e históricos del cenecismo.
El hoy diputado federal, que volverá a repetir por la cómoda y acomodaticia vía plurinominal, tiene un plan en Puebla, el estado que, coincidentemente, más recursos propios ha invertido en el campo, desde la llegada de Miguel Barbosa, quien fue compañero y adversario en el Senado del duranguense. Los proyectos de los dos, social del poblano, y de negocios del segundo, siempre se opusieron.
Hernández Deras se ha movido con intensidad, para imponer, a como dé lugar, al Alberto Jiménez Merino en la lista plurinominal de diputados locales del PRI.
Quiso hacerlo candidato del Distrito 14 Federal con cabecera en Acatlán de Osorio, y para ello bañó de lodo a Jorge Estefan Chidiac, ante los dirigentes nacionales. Específicamente, a Alejandro Morena Cárdenas, Alito, el duranguense Hernández Deras le habló pestes de Estefan.
Ni así pudo tirarlo. Entonces, acomodó sus cartas, para imponer al ingeniero rural, ahora, en la lista al Congreso local, sin tener realmente méritos, más allá del deshonroso tercer lugar al que llevó a su partido en la contienda extraordinaria de 2019.
De paso habrá que decirlo: Jiménez Merino no está en el ánimo de los cenecistas genuinos. Al ex dirigente, Manuel Cota, le quiso competir y también le jugó en el terreno del lodo y la traición, como antes lo había contra el guanajuatense Gerardo Sánchez.
A la histórica Beatriz Paredes le resultó chueco, pues prometió apoyar a su gallo para la dirigencia de Puebla, pero luego torció y respaldo a otra fórmula, porque le dieron una posición para su pareja.
De ahí que haya buscado el cobijo de Hernández Deras, quien por cierto, salió casi en fuga, cuando en 2017 se quiso poner a debatir con el entonces aspirante a la gubernatura Miguel Barbosa.
Luego de que el de Durango quisiera endilgarle a Barbosa relación con el morenovallismo, se llevó una respuesta que lo dejó en la lona:
“Hernández Deras es un político sin ningún valor intelectual. Su desempeño como senador de la República es vergonzoso, además anduvo a salto de mata cuando el que lo sucedió en el gobierno de Durango, Jorge Herrera Caldera, lo investigó por graves asuntos de corrupción, problema que le ayudó a resolver Emilio Gamboa”, dijo Miguel Barbosa.
Cuentan testigos que cuando le pidieron al en ese entonces también miembro de la Cámara Alta que respondiera, con rostro descompuesto pidió a su equipo: “ya no le muevan, déjenlo así”.
Hoy busca con Jiménez Merino, incidir, “meter mano al presupuesto” y “dictar cátedra” en la política agropecuaria del estado en donde, por cierto, la actual titular de la Secretaría de Desarrollo Rural ha logrado en menos de dos años, más de lo que el ex candidato priísta a la gubernatura hizo en dos sexenios en ese encargo.