parabolica.mx por Fernando Maldonado
El último acto de soberbia de quien se asumió como el Nigromante de nuestros tiempos, fue cegado por los de su propia casa.
El silencio por razones de peso y no de pesos, vino después de su texto publicado desde la cárcel de San Pedro Cholula: “Fui encarcelado por Barbosa”.
Dejó de tener sentido la lógica del rendimiento, la utilidad y el dinero fácil que rigió la conducta de quien detrás de la columna y el diario, acumuló propiedades, dinero y altanería.
La brújula falló a quien con notoria miopía, pasó inadvertido el contexto político que abrió la posibilidad de un acuerdo de alto nivel.
Ejemplo notable de que la nigromancia no era su fuerte (adivinar el futuro), sino su propia patanería y arrogancia, ignoró lo obvio: el ingreso de la diputada Daniela Mier, hija de Ignacio, su socio, a Casa Aguayo para parlar con el inquilino de ese histórico inmueble.
Más que visita de cortesía, debe leerse como una oferta de paz con un sacrificio ¿humano?, con el imputado de extorsión y manejo de recursos de procedencia ilícita a la deriva, a su suerte en el sistema carcelario.
La delegación de legisladores estuvo integrada por Iván Herrera y Carlos Evangelista, dos feroces defensores del proyecto del coordinador de los diputados de Morena en San Lázaro, que está por acumular 11 días de crisis profunda.
Horas después de ese episodio político, del que el gobernador Miguel Barbosa dio cuenta la mañana de miércoles, el falso Nigromante era llevado a la cárcel de Tepexi de Rodríguez, el mismo penal por el que han pasado Eukid Castañón, su sicario El Grillo y hasta Alejandro Santizo.
No eran necesarias más señales de lo que estaba por suceder. El medio estaba en el mensaje, pero el Nigromante de Tepexi, ebrio aún de poder volvía a dar muestras de ceguera y que, en realidad está a años luz de personificar a Ignacio Ramírez, el auténtico Nigromante que combatió al conservadurismo.
La razón por la que el personaje fue llevado a ese sitio están a la vista. En un penal como el de San Pedro Cholula debió pagar para tener el privilegio del que otros carecen, para enviar su diatriba al diario que dirigió hasta antes del sábado 21 en que fue aprehendido en la Ciudad de México.
No puede interpretarse como un acto de censura porque se trata de un imputado que posee recursos, mañas y soberbia como se puede observar. En lugar del personaje de la Reforma, el de Tepexi se distinguió por ser vulgar estafador que llevó al extremo la extorsión y la venta de su pluma.
La revelación del presunto lavado de más de 400 millones de pesos el lunes 16 y la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera golpeó con fuerza en la línea de flotación del grupo de Mier Velazco, hasta terminar con el gatillero de la pluma tras las rejas.
El socio del inquilino del penal de Tepexi de Rodríguez apenas lo pudo advertir hasta hace muy poco tiempo. Mucho después incluso de haber tramitado un amparo que facilitara la libertad al Nigromante chafa.
Sus adversarios olieron sangre desde el día de la publicación periodística de Víctor Hugo Ortega y Néstor Ojeda, menos su sicario mediático. Pretendió montarse en el supuesto apoyo nacional, que por lo pronto, no se ha visto. Por eso callaron al Nigromante, el del penal de Tepexi.
@FerMaldonadoMX