parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Para invocar el “libre albedrío”, como expone de manera reiterada el coordinador de los diputados de Morena en San Lázaro, Ignacio Mier Velazco, en su intento por desmarcarse de su socio, el Nigromante del penal de Tepexi y director del periódico de ambos, resulta bastante reprochable.
No existe manera pues que estuviera ajeno a las infamias que desde las líneas editoriales se fueron acumulando en detrimento de víctimas de abuso sexual, criminal y hasta del poder político, con quien no dudó en aliarse de manera convenenciera.
Los ejemplos de la conducta poco ética de quien se asumió como perseguido del régimen por haber sido detenido el sábado 21 en la Ciudad de México acusado del probable delito de extorsión y los que deriven, queda evidenciado con un pasaje hasta ahora poco conocido.
El 6 de agosto de 2018 llevó como oferta editorial de primera plana “Matan a mirrey veracruzano afuera del Camino Real para robarle su reloj”, encabezado que estaba acompañado de las fotografías del cuerpo sin vida en las escalinatas del inmueble de la Atlixcáyotl.
Para ese año ya había sido condenado por la opinión general tras haber revictimizado a Mara Fernanda Castilla y Paulina Camargo, por haber emitido o escrito opiniones reprochando conductas personales o asociándolas con prostitución, cuando ambas jóvenes, abusadas y muertas en momentos y circunstancias diferentes, no podían defenderse de la injuria.
Ciertamente, la nota del joven victimado resultaba de enorme interés debido al sitio en el que había ocurrido. Una de las avenidas con mayor carga vehicular, extremadamente vigilada por los cuerpos de seguridad, de Puebla capital, San Andrés Cholula y de la entidad poblana.
El padre de la víctima pidió, imploró al Nigromante de Tepexi evitar usar el adjetivo de “mirrey” hacia la víctima. No tuvo respuesta positiva a la súplica del padre que vivía el duelo por la pérdida del hijo.
Un grupo de empresarios amigos del padre, dolido por el asesinato de su hijo, intentó interceder, pero la ironía y desdén fueron siempre la respuesta del responsable de la conducción del rotativo que operó con “libre albedrío”.
Sin apremio alguno, ajeno al dolor de la familia por la tragedia que vivía por esos días, vino la respuesta, según narró en primera persona un amigo del padre: dinero a cambio de no volver a utilizar el adjetivo. No hubo sobornos, y la campaña siguió.
Insostenible, desde la perspectiva de un cuadro del Movimiento de Regeneración Nacional que se ha echado sobre los hombros la responsabilidad de purificar la vida pública del país bajo el credo del no robar, no mentir y no traicionar.
No sólo por el conjunto de presuntas irregularidades de las que la propia Unidad de Inteligencia Financiera confirmó en el inusual “extrañamiento” de fin de semana a la Fiscalía General de Puebla por haber filtrado la indagatoria en la que está involucrado junto con su socio y el contador de la empresa que los une, el exauditor también sometido a proceso.
Ese libre albedrío, como lo expone mañosamente Mier Velazco, no sólo lo pinta como un tenebroso activo de la 4T, sino como un empeñoso político rodeado de lo más indeseable de la raza humana.