Mascaras escribe Jesús Olmos
Por allá de 2012, el equipo de las Chivas Rayadas del Guadalajara, al parecer, no tenían dinero para sumar nuevos jugadores a su equipo, por lo que anunciaron que su nuevo refuerzo sería la afición.
Esto desató burlas entre los propios seguidores del equipo más popular de México y de sus contrincantes. El conjunto, que atravesaba por temas extra cancha, se dio a la tarea de promoverse más con marketing que con nombres y unos años después conseguiría el título, borrando este episodio de los anales de su historia.
El tema viene a colación porque algo parecido le ha venido ocurriendo tanto al Partido de la Revolución Democrática en Puebla como al PRI local y nacional.
Los del Sol Azteca, hace casi 20 días emitieron un comunicado que se titulaba “nuestra gran alianza será con la sociedad”.
Aquel partido que casi se llevará la presidencia en 2006 y 2012 de la mano de un muy popular candidato y a pesar de sus riñas internas, anunciaba que, ante la falta de resultados formaría una alianza con la sociedad, o lo que sea que eso signifique para ellos.
El presidente estatal del Sol Azteca, Carlos Martínez Amador, hizo un llamado a la ciudadanía para construir una gran alianza que represente las causas de la gente. Algo así como que convocó a la afición a sumarse como refuerzo ante la falta de propuestas, identidad y un sinnúmero de problemáticas por las que atraviesa el perredismo, que parece en extinción.
Después de los paupérrimos resultados de las elecciones federales de 2018 y 2021, el PRD grita que existe y está vivo, mientras los Chuchos, Acosta Naranjo, los Belaunzarán y toda esa pacotilla de la política ya son de esos equipos que sueñan con la primera división, pero están para pelear el descenso.
Los perredistas, como sus nuevos aliados, los Alitos y los Peñas Nietos, se presumen como los salvadores del pueblo, pero cada vez que salen a departir ante los medios lo único que pueden anunciar es a su flamante refuerzo en la afición.
Las noches de cada martes son el colmo. Los audios de sus conversaciones convocan a lo peor de los lenguajes de la política y el exgobernador campechano vocifera al puro estilo del priísmo rancio. Al día siguiente, en sus redes sociales o en su blanco corcel, el dirigente nacional tricolor blande la espada y se proclama caballero de las causas justas.
Él dice que lo hace en defensa de todos, pero la pura verdad es que lo hace para defenderse a sí mismo, lo que queda de su nombre y el prestigio arrastrado del partido en el que milita.
Para colmo, eso que los priístas creen que la afición es un conjunto de exgobernadores fanáticos de los Duartes y los Borges, como el yucateco Rolando Zapata Bello, y la cereza con la que este renovado nuevo PRI adorna sus fotografías, el cuestionado exgobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez.
Con estos aliados de pipitilla, el Partido Acción Nacional sellará en breve su alianza para 2024, para corregir el rumbo de un país que ellos mismo derrumbaron.
@Olmosarcos_