Maromas de Mario Delgado

Maromas de Mario Delgado
Fernando Maldonado
Parabólica Mario Delgado

Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado 

Fueron suficientes 20 segundos para que el falso discurso de unidad en Morena y la ausencia de honorabilidad quedaran evidenciados como práctica política tramposa en ese aparato electoral.

El dirigente de esa franquicia, la más codiciada en tiempos de bonanza cometió deslices declarativos que no pueden soslayarse en el contexto de la turbulenta etapa que se vive en Puebla.

“Si fueran políticos cualquiera, sin principios, que no fueran partícipes de este gran movimiento pues evidentemente habría un riesgo de ruptura, porque entonces querría decir que privilegiarían su interés personal sobre el proyecto nacional al cual pertenecemos”, respondió Mario Delgado.

La conceptualización vino a una pregunta expresa en su rueda de prensa de martes por el debido distanciamiento que existe entre competidores por la candidatura presidencial en 2024.

Pero el concepto para el caso poblano encaja con precisión pues parece dibujar el perfil de quién decidió levantar la mano el sábado, en un impúdico acto de proselitismo anticipado de Ignacio Mier Velazco a quien todo mundo conoce en el escenario local como el gran concertador y pactista con el PRI y con el PAN.

Sin principios, Mier Velazco debería tener prohibido hasta el acceso a las oficinas de ese partido, en que ni siquiera militaba hasta antes de la elección interna para votar por consejeros y congresistas.

No sólo eso, sino que al atropellar derechos partidarios desde su posición de coordinador de los diputados de Morena, de al menos otros seis aspirantes a esa misma posición, denota ambición por el cargo y una conducta que el propio López Obrador condenó: la vulgar búsqueda de cargos.

Si el dirigente nacional de Morena sostiene sus dichos de medio día, habrá instaurado en ese partido político como práctica partidaria la mentira, por falso discurso que apunta a la verticalidad política, sin sustento.

De paso, habrá confirmado que la devaluación de la palabra en la política es síntoma de un padecimiento pertinaz de la clase dirigente que orilla al descrédito y falta de confianza entendible y justificable.

No es un club de amigos, dijo al responder por inconformidades en otros estados del país, y es cierto porque la práctica política profesional y congruente con los principios que se defienden, exige cuadros y perfiles que consecuentes y a prueba de todo, no necesariamente cuando se está en el poder.

Muchas maromas tendrá que dar este grandilocuente dirigente político cuando tenga que responder a quienes de manera legítima, incluso con mayores y mejores valores poseen, le pregunten por su decidida parcialidad en favor de unos de sus amigos, aún y cuando claramente buscan poner en una posición privilegiada para satisfacer apetitos personales sin garantía de “cambio con continuidad” como él mismo dijo en su actuación frente a los medios que cubren sus conferencias de medios.

En todo caso deberá exponer con solvencia la decisión de empujar a quien con ostensible conducta se ha vinculado con gente que la 4T ha combatido de origen como la extorsión, el influyentismo y el privilegio sin méritos políticos auténticos.

 

@FerMaldonadoMX