parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Si la ruta que eligió Ignacio Mier Velazco para alcanzar la candidatura de Morena al gobierno de Puebla en 2024 ya lo ponía lejos de ese propósito, este fin de semana fueron colocados los dos últimos clavos en el ataúd aspiracionista del mejor activo con el que cuenta el grupo político del ex candidato del PRI al gobierno del estado en 2018, Enrique Doger Guerrero.
Cuesta arriba por diversas variables como el desconocimiento, poca confianza y escaso reconocimiento entre poblanos, Mier Velazco confrontó a quien de suyo se ha colocado como el jefe político del partido mayoritario, el gobernador Miguel Barbosa.
Sólo un imberbe apuesta al desafío directo en contra de un cuadro que sin recursos en el pasado, colocó a la Nueva Izquierda como la corriente dominante en el Partido de la Revolución Democrática, una franquicia que en el camino perdió la esencia de izquierda.
Desde la posición como mandatario tiene recursos políticos que se han fortalecido con el paso de los meses y este fin de semana, Barbosa se convirtió en integrante del poderoso Consejo Nacional de Morena, que tendrá entre otras atribuciones, trazar estrategia e influir en las candidaturas en 2024.
En Puebla, como en otras 22 entidades del país, gobernadoras y gobernadores se convirtieron en operadores electorales del partido de Andrés Manuel López Obrador. Por encima de agendas individuales y apetitos unipersonales, la divisa es retener la Presidencia de la República.
Por ello Ignacio Mier debió haber hecho un auténtico y legítimo acto de contrición luego de la trampa que tendió al jefe político de Morena en Puebla cuando este sábado apareció a su lado para ser fotografiado.
Si lo que buscaba era ofrecer una imagen de conciliación con quien ha confrontado con actos de desafío abierto como el descarado destape del 27 agosto al filtrar la imagen, terminó por revertirse.
Ahí están los memes en redes sociales que pretendieron con mal tino y deficiente ironía caricaturizar un momento que para el cacique de Tecamachalco le era esencial.
No sólo no quedó no quedó bien con Miguel Barbosa y con los observadores de la actividad política, sino que proveyó de material a los malquerientes del gobernador de Puebla que como aves de rapiña suelen utilizar los despojos de la indigna política practicada en los sótanos de la vida pública.
El cuartel de guerra de Mier Velazco en el que trabajan Iván Galindo, ex asesor de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco; el propio ex candidato a gobernador, Enrique Doger -el mismo que se prestó para propagar la campaña negra contra Barbosa y congraciarse con Rafael Moreno Valle en 2018- y otros ex empleados en la presidencia municipal de la capital cuando aquel fue edil entre 2005 y 2008, deberá trabajar a marchas forzadas para encontrar una nueva ruta.
Ya no será suficiente el sólo acompañamiento de Mario Delgado, disminuido dirigente nacional del partido de López Obrador y de esa caricatura en la que devino Gerardo Fernández Noroña para colocarse en la ruta de los finalistas a la candidatura.