Rosario frente al poder

Rosario frente al poder
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

En el entorno inmediato del poder en Puebla, nadie como doña Rosario Orozco Caballero, la compañera de vida del difunto Miguel Barbosa, el curtido militante de las fuerzas de izquierda en las últimas décadas.

Eso explica la pieza oratoria y el temple que demostró frente al presidente Andrés Manuel López Obrador y la plana mayor de la Cuarta Transformación, congregada en la sede del gobierno en el barrio del Alto para participar del homenaje póstumo de cuerpo presente del exmandatario fallecido.

El contexto, el escenario y los personajes que la media mañana de miércoles se dieron cita en ese histórico inmueble habrían impuesto al más experimentado. Pero ahí se colocó la esposa del gobernador, con el duelo a cuestas para hacer una descripción de la dimensión política de quien en vida se le regateó talento, olfato y sensibilidad política.

“Gracias por su presencia en este homenaje y despedida de un compañero de lucha, de un hombre que siempre lo admiró”, le dijo al presidente López Obrador que escuchaba con expresión de duelo, con la mirada clavada al piso.

Vendría luego el reconocimiento presidencial por la tozudez de ese político que enfrentó el aparato una y otra vez, en 2018 y 2019.

“En política somos sobrevivientes” solía decir Barbosa a quienes lo siguieron en las peores circunstancias, que entendieron que esa breve oración rigió al primer gobernador auténticamente de izquierda.

Ajeno al dolor y la decencia, el grupo de Ignacio Mier Velazco hacía correr en paralelo la versión de una señal inexistente, según la cual, el elegido era Enrique Doger, el candidato a gobernador priísta de 2018 que dejó honra y nombre tras las ofensas vulgares desde una alianza espuria con el grupo morenovallista, enquistado en el Partido Acción Nacional.

No sólo se reveló como una conocedora profunda de temas urgentes y de coyuntura atendidos desde el gobierno, sino de los males estructurales del sistema heredado de un pasado enmohecido y en desuso.

El criterio inapropiado en el manejo de los recursos que fue en demérito de los distintos gobiernos que antecedieron al del marido que fue objeto de homenaje, por fin, por el grupo gobernante y sin ragateo.

El discurso fue breve, pero poderoso. Del discreto lugar que ocupó, la viuda del gobernador Barbosa, puso en primer plano el expediente de la paridad.

El machismo y misoginia que el parlamentario Barbosa combatió desde la izquierda y que luego, ya en el poder público, puso en práctica con un equipo de trabajo mayoritariamente integrado por mujeres a quienes reconoció.

Sin la espectacularidad ni la algarabia de quienes se han subido al movimiento feminista, ahí estaba frente al poder público una mujer que acompañó hasta sus últimos días a un hombre del poder que ponderó lo que otros apenas trazan en el discurso falaz y de ocasión, como una moda de lo políticamente correcto.

Doña Rosario y Barbosa demostraron estar en el lado correcto de la historia, aún a costa del soslayo, hasta de los correligionarios de un partido lleno de oportunismo.

 

@FerMaldonadoMX