parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La corriente plástica del surrealismo impulsó siempre el sustantivo irracional por sobre la realidad. Algo muy parecido sucede siempre en nuestra escena política nacional, al grado de establecer con cierta ironía que si Franz Kafka, el literato de origen alemán autor de una obra como la Metamorfosis, hubiese nacido en México, seguro pertenecería a la corriente del costumbrismo.
En esa misma condición quedó la sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados en San Lázaro, a la que fue convocado el cuerpo cameral para tomar la protesta de Rogelio Ramírez de la O como secretario de Hacienda y Crédito Público, en sustitución de Arturo Herrera, enviado por el presidente Andrés Manuel López Obrador al Banco de México.
El secretario de la Comisión de Hacienda, teóricamente obligado a participar de la sesión extraordinaria presencial la tarde de este martes, no participó por condiciones ajenas a su responsabilidad legislativa: Saúl Huerta Corona, el legislador federal que ya fue echado de Morena por las acusaciones formales que pesan en su contra por el supuesto delito de pederastia.
El nombre del político poblano, que saltó a la fama por la triste condición de probable depredador sexual, ya ni siquiera aparece en el grupo parlamentario que coordina su protector ¿involuntario?
Huerta Corona había tenido dos aliados estratégicos para transitar en medio de la crisis y el escándalo, luego de haber sido señalado directamente por un jovencito poblano de 15 años por su presunta inclinación a sodomizar a menores de edad, en abril de este año.
Curiosamente se trata de dos primos que tienen influencia en el Congreso de la Unión. En la Cámara de Senadores, Alejandro Armenta Mier, presidente de la Comisión de Hacienda; y en la de Diputados, Ignacio Mier Velazco, coordinador de la bancada de Morena.
El diputado, que aún cuenta con la inmunidad procesal que le concede el fuero constitucional pues las bancadas legislativas decidieron dejar pasar la oportunidad de obligarlo a enfrentar los señalamientos en los tribunales, pudo haber participado de esta sesión.
Al mismo tiempo, las y los legisladores confabularon para evitar permitir que un probable delincuente con fuero, como Mauricio Toledo, del Partido del Trabajo, enfrentara igual un proceso penal por el delito de enriquecimiento ilícito.
La falta de energía del cuerpo legislativo tuvo serias recriminaciones de Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos en la Secretaría de Gobernación, por el trato poco digno y falta de eficacia para desaforar al imputado por la Fiscalía de la Ciudad de México.
Acostumbrado al reflector, había sido el legislador que en algún momento de su fugaz carrera legislativa había llegado con frecuencia, y casi con derecho de picaporte, a la oficina del extitular de Hacienda y futuro gobernador de Banxico.
Un desliz convertido en conducta delictiva lo puso fuera del recinto legislativo en un momento clave en la historia política del país. Cargará con el estigma de por vida, como deberán hacerlo quienes maniobraron para que pudiera librar el retiro del fuero por una notoria conveniencia política.
@FerMaldonadoMX