Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
Un total de 77 casas fueron prácticamente consumidas por el infierno de las cuatro explosiones por la toma clandestina en San Pablo Xochimehuacán: 45 quedaron en ruinas, colapsadas completamente, y 32 con daños estructurales, según el reporte más reciente de la Secretaría de Gobernación del estado.
Es espeluznante e indeseable el pensamiento de lo que hubiera podido ocurrir a las familias de estas 77 viviendas. Unas trescientas personas, muchos menores de edad, quienes lograron salvar la vida y la integridad gracias a la pronta respuesta de las autoridades, de los cuerpos de seguridad y de ellos mismos.
El reporte sobre la nube de gas en esa zona de esa junta auxiliar llegó a las autoridades alrededor de las 01:34 horas, en plena madrugada del domingo.
Con las dificultades inherentes del horario, cuando la mayoría dormía, fueron desalojadas muchas más familias, pero sobre esas 77 pesaba el mayor riesgo: la tragedia los rondó.
El operativo en el que participaron autoridades del gobierno del estado, del ayuntamiento, Pemex, Bomberos y los cuerpos de seguridad llevó 23 minutos, de acuerdo con el cálculo que se ha hecho de la relatoría.
Mil 380 segundos que salvaron centenares de vidas.
La que pudo ser la peor tragedia de Puebla, muy afortunadamente, tuvo proporciones mucho menores de las que se pudiera haberse pensado en un principio, por los estruendos de las cuatro explosiones y la magnitud de las llamas.
La madrugada fue, sin embargo, aciaga. Una persona perdió la vida y 28 están o estuvieron hospitalizadas. Aunque su integridad y sus vidas se lograron preservar, 77 familias perdieron prácticamente sus viviendas.
El recuento de los daños arrojó, luego de revisiones a pie y con imágenes satelitales, que 45 casas quedaron en ruinas, 32 con daño estructural moderado y 107 con daños superficiales.
Los habitantes de las casas más cercanas a la fuente de las explosiones son quienes estuvieron en peligro, incluso de muerte.
Otras experiencias en el mismo estado de Puebla, o en otras entidades, no han sido ni cercanamente afortunadas.
Hace casi 11 años, el 19 de diciembre de 2010, en San Martín Texmelucan también una fuga de huachicol cobró 29 vidas, dejó más de 50 heridos y 115 casas afectadas.
Las reiteradas alertas sobre el profundo olor a combustible en la zona no fueron atendidas, en ese entonces, con la prontitud del caso de Xochimehuacán.
La densa nube de gas que alertó a varios de los habitantes permitió la afortunada alerta. Un llamado al número de emergencia 911 activó la coordinación de las autoridades, que actuaron sin protagonismos ni politiquería.
En este caso solamente una vida se perdió. Una que de sí es una tragedia humana enorme y que es producto de la criminal ambición de quienes, desde 2020 y con conocimiento de las autoridades municipales -como denunció el presidente auxiliar- del ayuntamiento que encabezó Claudia Rivera Vivanco, extraían ahí ilegalmente gas.
Ese será otro tema, pero debe haber un castigo con todo el peso de la ley para los “huachigaseros” criminales y la red de complicidades y omisiones que les permitió su ilícita actividad. No puede ser de otro modo.
@Alvaro_Rmz_V