PRI: la caída y el éxodo final

PRI: la caída y el éxodo final
Alvaro Ramírez
Piso 17

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco 

Muy pocos priístas tienen razones y motivaciones para permanecer en ese instituto político. Casi todos ellos son integrantes de la cúpula que se autoasigna las posiciones legislativas plurinominales; son de la burocracia partidista que cobra en las dirigencias estatales y la nacional; son los cachorros que esperan heredar las posiciones de sus padres o, en un caso menor y romántico, ese puñado que aún es fiel a sus colores y enaltece, como credo, los principios básicos. Son poquísimos y están en vías extinción.

No hay resortes que inspiren que los militantes del tricolor a seguir con esa camiseta.

En los próximos dos años, antes de los procesos electorales de 2024, es muy previsible que se dé un éxodo, posiblemente definitivo, de los priístas a otras fuerzas políticas.

Porque, además, el actual régimen está sólido y no habrá alternancia dentro de dos años. Haciendo cuentas, mínimo hay por delante todavía casi nueve años más de la llamada Cuarta Transformación (4T).

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está en escombros y no se ve en un horizonte, ni siquiera a mediano plazo, cómo pueda reconstruirse.

Fue el gran perdedor de los procesos electorales en seis estados que tuvieron cita con las urnas el domingo.

Fue derrotado en dos de los últimos cuatro bastiones que le quedaban: Oaxaca, que fue burdamente entregado al lopezobradorismo, e Hidalgo, en donde también hay visos de traiciones, aunque de sí no le iba nunca a alcanzar al tricolor para dar una pelea real.

En Durango, los priístas acompañan la victoria de la alianza, aunque es más del PAN y hasta del PRD, que del partido que mal dirige el presidente de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Rafael Alejandro Moreno Cárdenas.

El exgobernador de Campeche tomó la dirigencia con 12 gubernaturas y dos años después lo tiene solamente con dos, las que puede perder el próximo año: Estado de México, que se ve una victoria fácil para Morena, y Coahuila, que aún es una incógnita.

El apodado Alito, que es tan procaz y le gusta usar mucho la fálica palabra de “v****”, recibió una paliza (él lo hubiera dicho distinto) este domingo.

Pero en toda la jornada, el caso más sintomático de lo que pasa en el PRI fue Quintana Roo, en donde de acuerdo con el PREP, el tricolor no alcanza siquiera ese 3 por ciento de los votos que demanda la ley para conservar el registro como partido político.

Leslie Angélica Hendricks Rubio, quien compitió solamente por el PRI, ha conseguido apenas 2.969 por ciento de los sufragios emitidos, de acuerdo con la contabilidad hasta la tarde de este lunes.

De no llegar a 3 por ciento, el PRI desaparecerá en Quintana Roo.

Nunca antes ocurrió algo así. La generación a la que pertenezco nunca imaginó que algo así pudiera ocurrirle al otrora partido de Estado, a la aplanadora, al instituto del régimen, a la dictablanda.

Los priístas que hoy tienen menos de 40 años de edad, ¿podrán aguantar en ese instituto una década más sin posibilidades de triunfos y sin oportunidades en cargos de representación popular? Dejarían los mejores años de sus vidas en un partido derrotado de antemano y ya en la ruta de la desaparición.

Se convertirán en una generación perdida.

Por ello es muy previsible que venga el éxodo final.

 

@Alvaro_Rmz_V