Piso 17 por Álvaro Ramírez Velasco
Los políticos profesionales saben leer escenarios -o hacen el esfuerzo para ello-, hacen prospectiva, trazan rutas y proyectan metas. Los porristas levantan pancartas, gritan arengas y son muy útiles para colgar pendones y llevar tamales, pero no ganan elecciones.
Jesús Salvador Zaldívar Benavides, presidente del PAN en la capital poblana y candidato “siglado” por el PRI en la alianza -así de paradójico- a una diputación local, es de los segundos y de ellos debiera cuidarse más el abanderado de la coalición opositora a la presidencia municipal de Puebla capital, Eduardo Rivera Pérez, que de los adversarios mismos.
Los aplaudidores que en el actual proceso electoral le endulzan con veneno el oído al ex alcalde, con el cuento de que la elección está ganada por la evidente debilidad de Claudia Rivera Vivanco, como candidata, son frutas podridas que pueden contaminar a todo el equipo.
“La esperanza de México, la tragedia de Puebla. Gracias Morena por su decisión, nos vemos el 6 de junio”, escribió Jesús Salvador en un Twitter el pasado 26 de marzo, cuando el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tomó la decisión de llevar a Claudia como candidata. Lo hizo para dar por sentado que es la rival más débil y la derrota está consumada, de antemano.
Nada mal estaría de un militante de nueva afiliación, pero es el presidente municipal del partido que intenta recuperar la ciudad de Puebla.
De acuerdo con las mediciones recientes, aunque Eduardo Rivera Pérez está unos 15 puntos arriba de la todavía alcaldesa en funciones -su licencia surte efecto el próximo miércoles-, las marcas partidistas están en empate técnico en la Angelópolis.
Los vivanquistas además tienen la estructura de gobierno municipal y “mucho dinero público” -así lo presumen- para dar la batalla.
Si bien Claudia es un desastre en su imagen, un buen camuflaje bajo la sombra del lopezobradorismo y líneas retóricas certeras con el cuento de “afianzar la Cuarta Transformación (4T)” en el municipio, podrían sacarla de las arenas movedizas en que su pobre desempeño la tiene.
Entre 7 y 8 de cada 10 habitantes del municipio la repudian, pero no así al presidente de la República y al gobernador, que son de su mismo partido y le reportan un beneficio indirecto.
No conozco a nadie que quiera ver otros tres años a Claudia en el ayuntamiento, salvo quienes trabajan con ella.
Nadie en mi entorno habitacional, laboral y familiar votará por ella, pero sería miope suponer que mi realidad es omnisciente.
La vacunación avanza, los programas clientelares de la 4T están sólidos y se han ampliado las becas y las pensiones en monto y cobertura.
El círculo rojo y los “pensadores” de las redes sociales conciben a Morena y a sus gobiernos como un rotundo, evidente y escandaloso fracaso.
Sin embargo, hasta la última medición seria, de “El Financiero”, la marca morenista tenía 44 por ciento del potencial del voto y en apenas dos meses había crecido seis puntos.
Puebla capital tendrá una pelea cerrada, en la que los errores definirán por encima de los aciertos.
Es un reto para políticos profesionales.
Los porristas estorban.
@Alvaro_Rmz_V