El Presidente reconoció a personas que lo apoyan desde hace 20 años en Ayoxutla; el gobernador anticipa obras para la región
Ayoxuxtla, Huehuetlán El Chico, Pue.- Hace casi 111 años que el guerrillero Emiliano Zapata anduvo estos caminos y aquí firmó con sus huestes el manifiesto más importante del agrarismo latinoamericano del siglo pasado: el Plan de Ayala.
Fue el 28 de noviembre de 1911 y, paradójicamente, recién a esta junta auxiliar de la Mixteca Poblana le “ha hecho justicia la Revolución”, repiten por aquí.
El gobierno federal de la Cuarta Transformación (4T), tan apegado a los símbolos, invirtió 76 millones de pesos en el mejoramiento urbano de este poblado.
En tanto, el gobierno del estado de Puebla tiene proyectadas carreras que mejorará la movilidad en las colindancias con Oaxaca, Guerrero y Morelos, esta última permitió el auge de un zapatismo poblano efervescente y exacerbado, hace más de un siglo.
El gobernador Barbosa Huerta reiteró, en un diálogo cara a cara con los hombres y mujeres de esta junta auxiliar, que “ya viene la carretera” para beneficio de estos poblados.
Se trató de la gira del presidente Andrés Manuel López Obrador por este bastión del agrarismo revolucionario.
Saludó a mixtecos poblanos, en su paso al presídium.
Los caminos de la Mixteca
La carretera, con rehabilitación en varios tramos, va de Tulcingo de Valle a Chiautla; otra, del entronque de Las Palomas a Tulcingo de Valle. Un tercer tramo llevará de Tehuitzingo a Cuayuca de Andrade. La Mixteca tendrá comunicación directa y ágil, una que se ha entorpecido por el deterioro de sus caminos y por la promesa incumplida de obras de los gobiernos anteriores.
A su paso hacia el presídium, Miguel Barbosa recibió agradecimientos y también peticiones.
Desde la valla el gobernador poblano atendió a los presidentes de Chietla, Chiautla y a otros de la región.
La memoria de Andrés
También rumbo al presídium, el presidente Andrés Manuel López Obrador extendió las manos para saludar a las decenas de personas que, desde la valla, lo tocaban; hizo pausas para las fotografías y para recibir peticiones.
El Presidente siguió sus pasos y se detuvo, ahora, ante un nombre de gorra roja, tez mixteca y surcos de tiempo alrededor de los ojos.
Al oído le dijo algo, mientras también el volumen del Huapango sepultaba las palabras.
Andrés Manuel le devolvió una mirada más acuciosa que la primera. Lo miró con mayor detenimiento y se le iluminaron los ojos al Presidente. Volteó hacia su equipo y dijo: “él me ayudó en lo más duro del movimiento, hace 20 años”. Lo volvió a abrazar, fuerte y largo.
Ordenó que le tomaran sus datos y siguió su paso para el acto que estaba a punto de comenzar.
Casi 111 años han pasado, desde el manifiesto del Plan de Ayala.