Los debates y el dictamen de las urnas

Los debates y el dictamen de las urnas
Alvaro Ramírez
Piso 17

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco

A la pregunta de si los debates pueden modificar los resultados electorales, la respuesta sin dudarlo debe ser sí. El asunto es la magnitud con la que inciden realmente en éstos.

En tanto, a la interrogante de si un debate puede dar un vuelco en los comicios y llevar al triunfo a quien iba debajo en las potenciales preferencias, la respuesta también sin dubitaciones es: nunca ha sucedido en el país. Eso, al menos en las carreras presidenciales, desde 1994, cuando el 12 de mayo de aquel año, se inauguraron estos ejercicios.

Vamos al ejemplo más inmediato, el debate presidencial que definitivamente, por encima de los deseos y las proclamas de la oposición, resultó un pésimo episodio para la candidata del PRIANPRD, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.

La hidalguense pretendió llevar la batuta con ataques y se extravió en la posibilidad de que sus propuestas quedaran en la memoria de los espectadores. Eso sí, el color se lo robó ella, pero en sentido negativo, con sus tropiezos, ocurrencias e ironía fallidas.

Tampoco, aunque mostró firmeza y soltura, con un buen desempeño, se pude decir que la puntera Claudia Sheinbaum Pardo sacó los mejores dividendos de ese ejercicio del pasado 7 de abril, aunque resultó ilesa y muy consolidada hacia su meta de llegar a Palacio Nacional.

Efectivamente, muchos pueden considerar, con argumentos sólidos, que ella ganó, sin embargo, el candidato de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez Máynez, es quien evidentemente sacó la mejor parte, pues ganó con un conocimiento mayor, del cual carecía, y llamó la atención del electorado, principalmente juvenil.

Falta el segundo debate, que se celebrará, también con la organización del Instituto Nacional Electoral (INE), el próximo 28 de abril.

En estricto sentido aritmético los potenciales resultados ya se movieron, con el crecimiento incipiente que reportaron las encuestas, tras el primer debate presidencial de 2024, para Álvarez Máynez.

Lo hicieron ligeramente y sin incidir realmente en la carrera presidencial.

Se comprobó que los resultados, en este caso las encuestas y los pronósticos, sí se mueven con los debates. Efectivamente, muy poco, sin incidencia real hacia los resultados finales, pero sí se modificaron marginalmente.

Pero de ahí a que ocurra un vuelco es definitivamente imposible.

Los potenciales electores tienen, en la mayoría de los casos, definido su voto, ven ganador de los debates al candidato o candidata de su elección previa, su simpatía no se mueve, y, sobre todo, un debate no altera la capacidad de movilización que tiene un partido o una alianza.

Hay que reconocerlo, en la contundente mayoría de los casos no se altera la preferencia y es solamente en el grupo de indecisos en donde inciden estos ejercicios.

Así ha ocurrido históricamente. Vayamos al 12 de mayo de 1994, cuando hacia apenas un par de meses, habían asesinado al candidato oficialista a la Presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y se celebró, en esa candidatura con Ernesto Zedillo Ponce de León, como relevo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el primer debate presidencial en la historia de México.

En las otras opciones estaban, por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien venía de una derrota, con aroma a fraude, en 1988; y el panista Diego Fernández de Ceballos Ramos.

El priato, aunque agónico, tenía todavía la fortaleza y operación de Estado, que le permitió allanarse un triunfo.

En el papel, Cárdenas, quien contaba con sobrada autoridad moral y política, debía haber quedado en segundo lugar, pero se fue hasta el tercero y por más de 3.5 millones de votos de diferencia, respecto del segundo lugar.

Fernández de Ceballos Ramos remontó y quedó segundo, con más de 9.14 millones de sufragios en total, cuando había comenzado tercero en las preferencias.

Ese resultado tan favorable al panista, que se presentó con gallardía y estridencia al debate, en el que vapuleó por igual a Zedillo que a Cárdenas, le valió esa inédita, hasta ese momento, votación para el PAN.

Se permutaron los segundo y tercero lugares, pero el primero no se modificó, en relación con los pronósticos iniciales.

Y eso que cambió, ocurrió tras ese debate.

 

@Alvaro_Rmz_V