Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco
La historiografía ha recogido que el general Ignacio Zaragoza Seguin, los días previos al 5 de mayo de 1862, cuando con buenaventura enfrentó al Ejército Francés, expresó “¡qué ganas de voltear los cañones a Puebla!”, cuando desde el cerro de Loreto y Guadalupe esperaba el embate extranjero. La razón era los obstáculos que los poblanos conservadores, clasistas, racistas, y que hoy podríamos tildar de protonazis, habían puesto a su campaña de defensa de la nación.
Esos poblanos criollos, afrancesados, que ponderaban el blanco de su piel, como valor supremo y que despreciaban a los pobres y morenos, querían la invasión y el establecimiento de una monarquía europea en México.
No ocurrió y aquel 5 de Mayo, las armas nacionales se cubrieron de gloria, según la frase que recogió también la historiografía y que el general Zaragoza envió al presidente Benito Pablo Juárez García.
Un día antes de aquel glorioso 5 de mayo de 1862, en Atlixco se libró también una batalla fundamental, para el triunfo un día después en la capital poblana.
Ese 4 de mayo, en la Hacienda de las Traperas el Ejército Nacional, bajo el mando del general Tomás O’Horan, se enfrentó a las tropas del Segundo Imperio Mexicano, que comandaba el general Leonardo Márquez.
Los soldados republicanos vencieron a los conservadores y protegieron así, literalmente, la retaguardia a las fuerzas que estuvieron al mando de Ignacio Zaragoza y que triunfaron en la lluviosa tarde del 5 de mayo.
Fue hace más de 150 años, pero en Puebla hay todavía reminiscencias aviesas del clasismo, personificadas en muchas expresiones.
El tema viene a cuenta, por las recientes conmemoraciones de las Batallas de Atlixco y de Puebla.
Pero también, porque especialmente en estas campañas políticas de 2024, hemos visto expresiones clasistas en algunos equipos de campaña, que se refieren con desprecio a los adversarios, por su origen social, por su pensamiento y hasta por su tono de color de piel.
Hay un caso que apareció con estridencia hace unas semanas y que fue denunciado, incluso ante la Fiscalía General del Estado (FGE), como una presunta amenaza de muerte contra un candidato de la alianza que signaron el PRI, PAN, PRD y el local PSI.
Mario Gerardo Riestra Piña acusó que, en un mitin en la junta auxiliar de San Francisco Teotimehiacán, un hombre se le acercó y lo amenazó de muerte: “tu cabeza vale 15 mil pesos”, dijo y expuso, de acuerdo con lo que él mismo denunció formalmente ante las autoridades, que le repitió dos ocasiones ese sujeto.
Aseguró Riestra, en un video que grabó afuera de la sede de la Fiscalía la madrugada, que tenía pruebas suficientes contra ese “agresor”.
Prácticamente, al siguiente día, apareció el hombre y, en un video, aseguró que Mario Gerardo mentía. Reconoció que había pedido una foto al candidato y que su equipo de campaña lo sometió y alejó de él.
No hay ninguna duda de que Mario Gerardo se sintió en riesgo. Eso no se puede poner a juicio o atacarlo por ello, porque es una percepción íntima del candidato del PRIANPRD.
Sin embargo, las pruebas que dijo el candidato que se iban a presentar, nunca aparecieron ante la opinión pública. También puede ser por el sigilo que se debe tener en una denuncia así, pero no lo han explicado.
Sin embargo, la versión en video que ofreció el hombre señalado tiene mucha verosimilitud. Fue agredido por el equipo de Riestra.
Admitió que iba tomado. Se trata de un obrero humilde, que cometió el desatino de acercarse al candidato del PRIAN y que su equipo lo viera como una “amenaza” e incluso pusiera incómodo y hasta tan nervioso al abanderado a la alcaldía, al grado de sentir en riesgo su vida.
¿Por qué alguien en el equipo de Riestra vio al joven hombre como una amenaza?
¿Porque iba ebrio? ¿Porque iba mal vestido? ¿Por su color de piel?
Eso no lo sabemos. Pero subyace una profunda y justificada duda de que pudo tratarse de un acto de clasismo o hasta de racismo.
Porque tampoco hay duda de que hay quienes no han aprendido de las lecciones de la historia.
@Alvaro_Rmz_V