Lunes, 29 Enero 2024 20:44

¿Resolver?

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Machomenos escribe Israel León O’Farrill

Palabras clave: machismo, pensión alimenticia, resolver, hombría.

Hace poco, un joven conocido -en torno a los 26 años- me comentaba orgulloso que su padre le había enseñado lo que era ser un buen hombre: aquel que se hace cargo de su familia, que provee, que está al frente y que la defiende. Ejemplo de ello, me dijo, es abrir la puerta del coche a su cita, novia, pareja o lo que sea; llevarla a un sitio que valga la pena y pagar la cuenta. No es el único que opina eso, pues ya lo he escuchado de otros colegas y conocidos; curiosamente, también lo he escuchado de mujeres, trágicamente atrapadas por el patriarcado en el que vivimos. Afortunadamente en casa nunca me formaron explícitamente para eso, es decir, mi padre nunca se sentó a platicar conmigo sobre el tema y, pese a que vivimos ecos de nuestra sociedad patriarcal, mi familia no lo fue del todo. Mi madre siempre trabajó igual que mi padre y el dinero que entraba en casa era para la familia, no había distingos. ¿Le abría mi padre la puerta del coche a mi madre? Sí, pero si no lo hacía en algún momento, mi madre no ponía reparos. Como sea, en mi vida romántica, he hecho todo eso y he pagado cuentas; pero afortunadamente, también he salido con mujeres que han decidido compartir la responsabilidad de pagos y cargas emocionales conmigo. Cuando dejaron de hacerlo, sumado a otras cosas, pues hubo la inevitable separación y punto. Por tanto, escuchando al colega me surgieron varias dudas. ¿En verdad eso es lo que constituye la hombría correcta? ¿Todo se centra en la idea de proveer recursos y alimentos y, a su vez, de proteger? ¿El hombre es león y la mujer paloma, como dijera la más que rebasada y francamente mamuca epístola de Melchor Ocampo?

Lo cierto es que existen todavía muchos machirrines en la actualidad que piensan como el colega que comento. Lo negativo de tal razonamiento, es que, como el varón es el encargado de proveer, pues “su” mujer ha de quedarse en casa lo que implica que no podrá desarrollar una profesión fuera del hogar. Claro, si esa es decisión de ella, no veo ningún problema pues el trabajo doméstico es poco apreciado, pero es duro y complejo; no digamos hacerse cargo de los vástagos que tuviera con ese hombre “ejemplar”. Por supuesto, un hombre así jamás podría hacerse cargo del hogar, ese no es trabajo para “hombres”. Pero ¿qué sucede si la novia o esposa quiere desarrollarse en una profesión o realizar algún trabajo extra dentro o fuera de la casa? Pues que el machirrín se sentirá tal vez traicionado o rebasado, habrá conflictos, violencia verbal, psicológica y quizá hasta física, divorcios y exigencia de pensión. Y he aquí el meollo del asunto.

¿Qué pasa con el proveedor, ese hombre ejemplar cuando viene el divorcio, por las razones que sean? Pues, según vemos en notas periodísticas en Puebla y todo el país, la generalidad no asume su responsabilidad, se hacen ojo de hormiga y huyen; en el peor de los casos, gastan el dinero que debieran dar, en abogados y juzgados para eludir el pago. Como reportó en mayo de 2023 el diario La Jornada, “Tres de cada cuatro hijos de padres divorciados no reciben pensión alimentaria, ‘hay miles de casos de verdaderos fraudes a la ley de deudores, recurren a muchísimas tácticas para evadir sus responsabilidades y en 91 por ciento de ellos quienes padecen son niñas, niños y adolescentes, situación dolorosamente injusta que se busca resolver con las modificaciones legales aprobadas en el Congreso recientemente’, afirmó la senadora de Morena Olga Sánchez Cordero”. En lo local, según cifras publicadas por Alcance Diario, más “de 800 mil mujeres en el estado de Puebla no reciben pensión alimentaria, lo que coloca a la entidad como la segunda en todo el país con más deudores alimentarios”. Lindo en verdad. Aquí vale la pena mencionar que, con independencia de las razones por las cuales se da un divorcio, los hijos deben tener cubiertas sus necesidades, ellos no tienen la culpa de nada. Hay que evitar que haya hombres deudores que se hagan los suecos, o mujeres gandallas que quieran despelucar a sus exmaridos en venganza de lo que sea. Pero el sistema está tan corrompido que jueces, abogados y ministerios, llegan a estar en contubernio con padres deudores, no sólo por una solidaridad macha, sino porque seguramente ellos mismos son deudores o tienen deudores en la familia, tan simple como eso. Según La Jornada de Oriente, el 50 por ciento de las mujeres que inician juicios alimentarios desisten por falta de dinero, procesos largos o amenazas de los deudores. ¡Vaya patanes!

Ello me lleva a reflexionar también sobre una de las tonteras virales más recientes, aquella de “que resuelva”. Según la revista AS Media, el origen de ese “trend topic” fue la publicación de una usuaria de X: “Enamórense de un hombre que tenga metas altas, que sea pulcro, huela rico, trabajador y sobre todo que RESUELVA”. Resolver, según la revista “se refiere a que desean que las ayuden en todo momento y estén ahí para apoyarlas”. Más allá de la superficialidad de la recomendación, ¿eso implica lo económico y que paguen las cuentas? Bueno, no en esencia, pero así fue tomado por muchos internautas y hombres y mujeres se enfrascaron en una discusión que se centraba en lo económico. Para muchas, el que resuelve es el que te paga todo, el que invita y el que te mantiene; para muchos, que veían exactamente lo mismo, esto es un ataque más de esas “feminazis” que buscan quitarles todo. ¡Vaya! Lo peor es que, gracias a este tipo de banalidades que se viralizan, se diluyen los auténticos problemas relacionados con la falta de compromiso por los hombres deudores. Lo que debemos cuestionar es el modelo de pareja, matrimonio, paternidad y maternidad que tenemos. ¿Para qué nos casamos? ¿Para perpetuar el modelo patriarcal descrito por mi conocido? Y ¿Para qué tenemos hijos, para demostrar que tengo erecciones y que soy poderoso? Y las mujeres, ¿se casan para sentirse seguras, protegidas, atendidas? Y ¿tienen hijos para cumplir con un instinto maternal ampliamente discutible desde la ciencia? Se deben formar familias atendiendo aspectos fundamentales como la responsabilidad, el amor, el contacto, y el respeto entre las parejas y entre padres e hijos e hijas; también entendiendo los cambios constantes que suceden al interior de la pareja. Todos conocemos parejas que tienen hijos y no se aguantan unos a los otros lo que trae violencia de todo tipo, abandono y destrucción de autoestimas cuando no son construidas ya laceradas. ¿Proteger, proveer? Mejor hay que repensar nuestras actitudes patriarcales antes de siquiera contemplar formar una familia. La responsabilidad es enorme y las consecuencias de hacerlo mal son, como se ve, terribles.

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