Ecosistema digital escribe Carlos Miguel Ramos Linares
Después de la pandemia por Covid-19, el sector turístico está en constante evolución, impulsado por un cambio en las expectativas de los consumidores que ahora buscan experiencias únicas y sostenibles. En ese sentido, la tecnología juega un papel clave como habilitador de estas nuevas demandas, permitiendo que la industria de la hospitalidad se reinvente y ofrezca servicios más personalizados y responsables con el medio ambiente.
Como lo mencioné, después de la pandemia, la industria de la hospitalidad, que abarca desde restaurantes hasta hoteles y servicios de tours, se vio en la necesidad de adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. Derivado de la resiliencia en la industria, varios directores coinciden en que los consumidores actuales buscan una experiencia integral al momento de realizar una simple reserva de estancia en un hotel. Es decir, la audiencia ya no solo se conforma con una habitación, comer rico, etcétera, ahora buscan experiencias que sean memorables.
Por lo anterior, la inteligencia artificial permite ser un instrumento atractivo para la industria, pues permite a las empresas conocer mejor las preferencias de sus clientes y ofrecer experiencias personalizadas. En ese sentido, es importante retomar que la sustentabilidad en las decisiones de los consumidores, quienes valoran cada vez más a las empresas que tienen una visión ecológica y que implementan políticas para reducir su impacto ambiental. Por ejemplo, algunos hoteles han adoptado medidas como cambiar las sábanas y toallas solo cuando el huésped lo solicita, contribuyendo así al ahorro de agua.
El turismo sostenible se ha convertido en una prioridad post-pandemia. Los viajeros no solo buscan destinos que ofrezcan belleza y entretenimiento, sino también opciones que sean respetuosas con el medio ambiente y que promuevan prácticas responsables, como la reducción del desperdicio de alimentos y el apoyo a causas sociales.
Sin embargo, hablamos de una audiencia alfabetizada, consiente de que muchas empresas adoptan prácticas "verdes" de manera simbólica, sin un compromiso genuino con la sostenibilidad. Este fenómeno, conocido como greenwashing, implica que las empresas presentan una imagen de responsabilidad ambiental para atraer a los consumidores conscientes, pero en realidad sus prácticas sostenibles son mínimas o inexistentes. Esto no solo engaña al consumidor, sino que también diluye la efectividad de los esfuerzos reales de sostenibilidad.
A menudo se basa en términos vagos y poco definidos como "eco-friendly", "natural" o "sostenible", que no están estrictamente regulados. Esta falta de claridad permite que las empresas utilicen estos términos de manera libre, lo que contribuye a la confusión del consumidor. Sin una regulación adecuada, es difícil para los consumidores evaluar la veracidad de las afirmaciones de sostenibilidad, lo que socava la confianza en las marcas y en el mercado en general.
Para que tenga un impacto real, es necesario que las empresas vayan más allá de la superficialidad y adopten un compromiso genuino con la sostenibilidad, acompañado de transparencia, regulación y un enfoque que priorice la reducción del consumo sobre la simple promoción de productos "verdes". Solo así, el green marketing puede ser una herramienta valiosa en la transición hacia una economía más sostenible.