El umbral cuántico de Google

El umbral cuántico de Google
Carlos Miguel Ramos Linares
Ecosistema digital

Ecosistema digital escribe Carlos Miguel Ramos Linares

La computación cuántica, ese concepto que durante décadas parecía extraído de una novela de ciencia ficción, está comenzando a consolidarse como una posibilidad tangible. El reciente anuncio de Google sobre su computadora cuántica, capaz de realizar en cinco minutos un cálculo que dejaría perplejas a las supercomputadoras tradicionales durante más tiempo del que lleva existiendo el universo, plantea una pregunta ineludible: ¿estamos listos para las implicaciones de este avance?

El término "supremacía cuántica", que evoca una especie de Olimpo tecnológico, ya no es una abstracción. Sin embargo, los escépticos —y con razón— han señalado que este concepto sigue estando limitado a pruebas esotéricas, como la generación de números aleatorios sin aplicación inmediata en nuestra vida cotidiana. La "ventaja cuántica", esa utopía en la que estas máquinas puedan revolucionar campos como la inteligencia artificial, la química o la seguridad, sigue siendo un horizonte lejano. Pero lo que antes era un horizonte inalcanzable, ahora es un camino que Google y otros gigantes tecnológicos como IBM, Microsoft y startups especializadas están pavimentando, qubit a qubit.

No todo es entusiasmo en esta carrera. Las computadoras cuánticas aún cometen errores con demasiada frecuencia como para ser funcionales en aplicaciones prácticas. Sin embargo, avances como el “umbral de corrección de errores” alcanzado por Google confirman que el progreso no es lineal, sino exponencial. Esto sugiere que las décadas de trabajo, que han oscilado entre el escepticismo y la esperanza, podrían dar frutos en un futuro no tan lejano.

Lo fascinante aquí no es solo la tecnología en sí misma, sino las posibilidades que plantea. Imaginemos un mundo donde el descubrimiento de fármacos se acelere de forma tan vertiginosa que pandemias como las que hemos vivido en los últimos años puedan ser enfrentadas en cuestión de semanas. O donde las barreras actuales de la inteligencia artificial sean derribadas, permitiendo sistemas capaces de resolver problemas que hoy parecen imposibles. Pero también está el otro lado de la moneda: un futuro donde la encriptación, pilar de nuestra seguridad digital, pueda ser quebrada por una computadora cuántica en cuestión de segundos. Este avance es, en esencia, un arma de doble filo.

En este contexto, no podemos ignorar las implicaciones geopolíticas. Mientras Estados Unidos avanza a través de sus gigantes tecnológicos, China está inyectando miles de millones en investigación cuántica. Este es un campo que no solo determinará la supremacía tecnológica, sino también la hegemonía económica y militar del futuro. La computación cuántica se perfila como el equivalente moderno de la carrera espacial: un territorio donde los éxitos científicos serán también victorias estratégicas.

Lo que hace unas décadas parecía imposible, ahora es inevitable. Como señala Mikhail Lukin, "la pregunta ya no es si lo lograremos, sino cuándo". Este tipo de afirmaciones, provenientes de quienes han dedicado sus vidas al estudio de la mecánica cuántica, nos invitan a pensar en un mundo donde la tecnología, nuevamente, desafíe los límites de nuestra imaginación.

@cm_ramoslinares