Ecosistema digital escribe Carlos Miguel Ramos
En el contexto electoral, las redes sociodigitales más que un espacio colaborativo emerge como un campo de batalla político. Las plataformas que esencialmente son utilizadas para compartir fotos, actualizar el estado de ánimo; o genuinamente compartir contenido de valor, se han convertido en herramientas poderosas que moldean opiniones, impulsan agendas y, en estas instancias, reafirman prejuicios camino a próximos resultados electorales. Sin embargo, esta creciente influencia no está exenta de desafíos, y dos de los más prominentes son las fake news y la polarización.
La estrategia política vertida en las redes sociodigitales obedece a un creciente mecanismo de posverdad y polarización. Los candidatos y partidos compiten no solo por la atención de los votantes, también por su credibilidad y confianza. En este escenario, las fakenews juegan un papel insidioso. Estas historias se propagan rápidamente a través de las plataformas, aprovechando su ADN ecológico y la susceptibilidad de los usuarios a creer y compartir información que confirme sus sesgos preexistentes.
Las fakenews son elementos caracteristicos que socavan la integridad del proceso democrático al manipular la opinión pública, más allá de una simple pero vulgar mentira. Estos bulos digitales están diseñados para reafirmar prejuicios políticos y promover agendas específicas. Las noticias falsas erosionan la confianza en las instituciones y socavan la cohesión social en ese sentido crean un profundo vacio polarizante. Combatirlas requiere un enfoque multifacético que abarque desde la alfabetización digital, hasta la autorregulación de las comunidades sociodigitales.
Por lo anterior, el nivel de polarización que se ha alcanzado en el contexto actual es digno de un objeto de análisis más profundo. Los algoritmos diseñados para maximizar la participación del usuario a menudo favorecen el contenido polarizante, creando burbujas de filtro donde los individuos son expuestos principalmente a puntos de vista que refuerzan sus propias creencias. Esto alimenta un ciclo de polarización y radicalización que dificulta el diálogo y la colaboración, proyectando división y odio.
Las estrategias políticas deberían abonar en construir de propuestas claras y metodológicamente alcanzables. Esto implica un enfoque más reflexivo y responsable en la creación y difusión de contenido, así como un compromiso activo para fomentar la empatía y el entendimiento mutuo.
Es fundamental que los actores políticos reconozcan la influencia que ejercen en las redes sociodigitales y asuman la responsabilidad de utilizarlas de manera ética y constructiva. Esto incluye la verificación de hechos, la promoción del pensamiento crítico entre los seguidores y el rechazo explícito de la desinformación y la retórica divisiva.
Aún queda mucho por hacer como la transparencia en los algoritmos, el fortalecimiento de las políticas de moderación y una mayor colaboración con investigadores y organizaciones de verificación de hechos son pasos cruciales en la dirección correcta.
@Olmosarcos_