Historias de un joven reportero por Gerardo Ruiz
La nueva era de la política en México bien podría dividirse a partir del primer segundo del 1 de octubre como antes de Andrés Manuel López Obrador y después de Andrés Manuel López Obrador.
Las abreviaturas no suelan nada mal: ALO (Antes de López Obrador) y DLO (Después de López Obrador).
Y es que, ningún presidente en la historia del país pudo entregar la banda tricolor y dejar la Silla del Águila con una aprobación del 80 por ciento, dominando en su mayoría absoluta las dos cámaras del Congreso de la Unión y con su partido gobernando en 24 de 32 estados.
Las cifras son brutales si hablamos de que esto lo logró el tabasqueño en su sexto año de gobierno, que –en teoría– es la decadencia de poder de cualquier presidente o al menos eso pasó en los últimos cuatro sexenios.
Ernesto Zedillo, tras siete décadas de la dictadura priista, le entregó por primera vez el poder al PAN y a un tal Vicente Fox, un ranchero enfundado en botas y sombrero quien se puso la capa de héroe para lograr la tan anhelada alternancia en el país.
El guanajuatense (aunque nació el Distrito Federal, hoy CDMX) dejó Los Pinos en el peor de los desprestigios y le entregó el mando a Felipe Calderón, quien en seis meses condenó al PAN a no regresar más al gobierno de la República por dirigir al país montado en el proto del alcohol y bañarlo de sangre por una guerra absurda en contra del narcotráfico, la cual estuvo comandada por el siniestro Genaro García Luna.
Enrique Peña Nieto fue un simple espejismo de un PRI renovado, pero que en los hechos era el mismo partido jurásico, corrupto y detestable, por lo que no tuvo más remedio que ser un lastre para el tricolor desde que estallaron los escándalos de la Casa Blanca, de la Estafa Maestra y Ayotzinapa, lo que provocó el ascenso de López Obrador a lo más alto de la pirámide del poder en México.
Faltaban todavía tres años para las elecciones del primer domingo de julio y todo México ya sabía que el tabasqueño por fin sería el presidente tras 12 años de lucha.
¿Qué otro político puede presumir en el mundo puede presumir que en apenas cuatro de haber fundado su propio partido político y en su debut en unas elecciones presidenciales arrasó en las urnas y se convirtió en el candidato más votado –hasta ese entonces– en la historia de las elecciones presidenciales?
Lo hecho por López Obrador es digno de escribirse con letras de oro en las memorias de México.
Con el inicio de este viernes serán 96 horas que le quedarán a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.
Cuatro días para su retiro de la vida pública.
¿Morena podrá sobrevivir tras la jubilación de su líder moral y gran piedra angular en esta era DLO?
La carta de despedida y de deseos del tabasqueño no disipa esta duda.
“Mi tarea está por concluir en unos días, pero este gran partido tiene mucho camino por delante. Antepongan siempre el interés de México y las necesidades de la gente a los afanes y las rencillas personales. Fortalezcan la hermandad, el compañerismo y la institucionalidad en el partido. Mantengan siempre la unidad, la humildad y la honestidad. No permitan que los antiguos vicios y perversiones de la política florezcan en nuestras filas. Eviten la prepotencia, la búsqueda del poder por el poder, la soberbia, la corrupción, el nepotismo y el sectarismo. No roben, no mientan, no traicionen nunca al pueblo y sigan construyendo la nación soberana, democrática, justa, libre y amorosa que imaginamos cuando empezamos nuestro”.
Las palabras para decir adiós de AMLO son nostálgicas y dejan un vacío enorme para el movimiento que fundó en ya muy lejano 2012.
Todo y nada ha cambiado desde entonces.
Sí, esto es parte del irremediable paso del tiempo.
Ahora la tocará a Morena y a Claudia Sheinbaum, la gran heredera del lopezobradorismo, navegar en mar abierto sin su gran capitán.
“El dos de junio México eligió con casi 36 millones de sufragios a nuestra compañera Claudia, a quien en unos días entregaré la banda presidencial. Será la primera presidenta de la historia de México y eso es un logro de ella y de nosotros (…) Les pido que la acompañen en la difícil tarea de gobernar. con la misma lealtad, con el mismo cariño y con el mismo entusiasmo que tuvieron para conmigo”.
Qué dificil será la vida, para odiadores y fanáticos, después de López Obrador.
El ciclo se reinicia el próximo martes.
Ut sementem feceris, ita metes.
@GerardoRuizInc