Dejarán veinte alcaldes electos al PRI para irse al Verde Ecologista

Dejarán veinte alcaldes electos al PRI para irse al Verde Ecologista
Gerardo Ruiz
Historias de un joven reportero

Historias de un joven reportero por Gerardo Ruiz

El PRI en Puebla pasó de un irrelevante funeral a un vodevil barato.

El presente del Revolucionario Institucional sería trágico si no fuera cómico.

Después de rogar por perdón para no perder su escaño que le usurpó a un verdadero indígena poblano, Néstor Camarillo ahora tuvo la graciosa y ridícula puntada de destaparse para la gubernatura en el 2030.

Mientras el gobernador electo Alejandro Armenta ha mostrado un respeto extremo y una mesura política digna de señalar para no afectar la investidura de Sergio Salomón Céspedes ni los últimos esfuerzos de su gestión, el indígena fake tricolor ya está planeado su siguiente salto de chapulín dentro de seis años.

No, no es chiste.

¡Todavía ni conoce el Senado y Camarillo Medina, quien llega a la Cámara Alta como primera minoría luego de ser arrollado por Morena el 2 de junio, ya sueña con ser el titular del Ejecutivo poblano!

No, no se rían del dirigente priista, por favor.

Aun falta más de esta grotesca comedia por contar.

Las declaraciones de Néstor tampoco fueron en una reunión privada al calor de las copas o filtradas. No, el deprimente líder priista concedió una entrevista en la que ya se destapó como futuro abanderado de su partido si es que aún conserva el registro como partido político estatal en el 2027.

Néstor Camarillo no entendió nada tras los resultados de las pasadas elecciones en las que el PRI se hundió como la cuarta fuerza política del estado cuando hace apenas tres elecciones estatales era el partido dominante en la entidad.

Montando en una soberbia brutal, el futuro senador indígena solo tiene claro –en su muy limitado diagnóstico electoral– que la catástrofe del Revolucionario Institucional se debió a la alianza con el PAN, que la llevó al Senado, porque si Acción Nacional no hubiera cedido esta posición, Camarillo no tendría hueso para los próximos seis años ni tendría el sueño guajiro de ser candidato en el 2030.

En los meses previos a los comicios de junio, el PRI sufrió una desbanda de cuadros notables como líderes históricos, diputados locales y alcaldes que le dijeron adiós a sus añejas militancias ante las pésimas y grotescas decisiones de su líder nacional Alejandro “Alito” Cárdenas y su símil en Puebla, Néstor Camarillo.

De golpe, el tricolor perdió a Silvia Tanús, a José Luis Márquez, a Jorge Estefan Chidiac, a Lupita Vargas, a Laura Zapata, a Enrique Rivera, a Norma Sirley Reyes Cabrera y a Adolfo Alatriste Cantú.

En la presente legislatura que vive sus últimas semanas de vida, el Revolucionario Institucional se quedó sin bancada en el Congreso local lo que fue un hecho inédito en Puebla.

No solo eso, en las elecciones del 2 de junio, el PRI ganó la menor cantidad de municipios en su historia, con solo 32 alcaldías de las 217 que tiene la entidad.

En el 2018, el otrora ‘partidazo’ consiguió de la mano de Estefan Chidiac, al frente del CDE, 80 presidencias municipales.

Los números de Néstor y Estefan son algo más que distantes y ponen en su verdadero sitio a un animal político, como lo es el titular de la SEP, quien se perfila para repetir en el cargo, y a un simple politiquillo aldeano.

Por si la opereta de Camarillo no tuviera ya suficientes malas noticias aún falta una peor.

Y es que, de los 32 municipios que ganó el PRI en las pasadas elecciones, solo se quedarán con 12 una vez que rindan protesta los nuevos alcaldes y alcaldesas electos en octubre próximo.

Tras semanas de negociaciones, veinte alcaldes electos ya aceptaron renunciar al tricolor para unirse a las filas del Verde Ecologista, que ahora controla Estefan Chidiac, quien llevó al partido del tucán a ser la tercera fuerza política en Puebla y gobernar en 29 localidades más la veintena antes mencionada que están pronta a sumarse.

El Revolucionario Institucional no gobernará ni en el 10 por ciento del territorio poblano.

Tampoco tendrá una sola diputación local por el principio de mayoría relativa.

Ni qué decir de un distrito federal en la Cámara de Diputados.

Nada.

El PRI es un chiste mal contado.

Néstor Camarillo pasó de ser un sepulturero tricolor al payasito de las cachetas de Estefan.

Ah, aún falto algo más, el indígena fake priista es un voto seguro para Morena en el Senado.

Suena a chiste, pero es anécdota.

(Risas grabadas).

@GerardoRuizInc