Máscaras escribe Jesús Olmos
Para muchos considerado el “mes más largo”, enero de este 2024 ha servido mucho para exhibir el paupérrimo y contradictorio papel de la oposición en el país y a su candidata presidencial, de cara al proceso electoral del mes de junio.
En el aglomerado de partidos que se oponen a la llamada Cuarta Transformación, existe una obsesión casi enfermiza por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Y hablamos de algo que tiene dotes de fijación, porque pocas veces se ha visto una oleada con tal nivel de manía en contra de un personaje político en el país. Ya ha sido rebasado el debate público puesto que el escrutinio de sus detractores va a cuestiones sin trascendencia política, más pareciera que se busca dañarlo a él, más allá de la crítica inteligente que requiere el país para crecer.
La candidata Xóchitl Gálvez, es el más claro ejemplo de ello con sus acciones que ponen en tela de juicio la estrategia que lleva para ganar la presidencia.
Pareciera que Gálvez, pega con la izquierda y copia con la derecha, al mandatario federal. Lo crítica de día y de noche desarrolla toda aquellas actividades que antes cuestionó en AMLO.
Si López Obrador abraza un árbol, Gálvez aprovecha sus entrevistas diarias y lo fustiga, pero horas mas tarde también comparte una foto abrazando un árbol, o, está el tema de los amlitos, los muñequitos que también ya copió para hacer un intento burdo de promoción política calcada
Pasa lo mismo con las conferencias matutinas que siempre cuestionó y que ahora usa para lanzar metralla contra propios y extraños o con el bastón de mando de los pueblos originarios que finalmente buscó recibir. A eso se puede sumar la furibunda pregona en contra de la costumbre presidencial de comer en puestos callejeros, algo que ya también hizo quien antes lo cuestionaba.
La abanderada de la alianza conformada por los Partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática, también parece tener el mismo desorden intelectual con a plataforma política que ofrece al electorado.
La propia Xóchitl para promoverse ha asegurado ser una política de izquierda y de formación trotskista, incluso con ideas pro aborto, pero a la hora de definirse frente a las cámaras, repliega y se ciñe al guion de quienes loguean su participación.
Otro ejemplo, es el Partido Acción Nacional que, por mucho que sus militantes presuman que es la clase política en su conjunto y no el Gobierno de López Obrador el que ha promovido las pensiones para los adultos mayores, lo cierto es que, a la hora de llevar estos derechos a la Constitución, han sido los únicos que han votado en contra o en abstención.
Otro dato es que, para el próximo domingo 18 de febrero, los líderes de esta triada de partidos, están llamando a una manifestación de la ciudadanía en la enésima “marcha por la democracia”, pero a la hora de compartir con esa misma ciudadanía los puestos de elección, prefieren dárselos a familiares, amigos y colaboradores, antes que llevar representación sin ataduras a las Cámaras.
Para cerrar con broche de oro, está la encuesta de encuestas que el equipo de la candidata Claudia Sheinbaum trae en las redes y que apunta una diferencia que ronda los 16 a los 45 puntos de diferencia entre ambas contendientes, que en promedio queda en 30 puntos, lo que supone una paliza electoral, que de concretarse pondría en aprietos a más de uno de quienes están acostumbrados a vivir del erario.
Jesús Olmos
@Olmosarcos_