Máscaras escribe Jesús Olmos
El mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum en la inauguración del nuevo Campus del Instituto Politécnico Nacional, fue más allá del tema político y tocó, entre los asistentes al evento, un punto neurálgico de lo que aspira a ser para la historia de México su movimiento político.
La mandataria se pronunció a favor de la educación pública, que dijo “debe ser la mejor”, pero también se pronunció por el derecho a la alimentación saludable para todas y todos los mexicanos y por el derecho al acceso a la salud.
Al mismo tiempo, hizo referencias a términos que la Cuarta Transformación ha llamado la “Revolución de las Conciencias” y se refieren al “derecho a la felicidad” y el “derecho a soñar”.
Sheinbaum elaboró con claridad, una de las prioridades que su antecesor, el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que nunca pudo obviar, entre sus modos discursivos y su siempre lenguaje frontal y altamente adjetivado.
“No se olviden nunca de dónde vienen, si uno de olvida de donde viene, va a perder la brújula de a donde va. El esfuerzo individual y personal siempre es importante, dedicar el tiempo a los estudios, también a la diversión, pero a los estudios es fundamental, pero no se olviden nunca que esta es una institución pública. ¿Quién financia esta institución pública? El pueblo de México. El pueblo de México con sus impuestos les está dando este acceso, esta oportunidad para que desarrollen sus capacidades, si bien es cierto que uno tiene derecho a buscar una opción de vida personal y a que las familias de nosotros vivan bien, el dinero no es la felicidad”.
Al mismo tiempo, la mandataria pidió a las estudiantes “que nunca nadie les quite el derecho a ser lo que ustedes quieran ser, podemos ser lo que sea, ingenieras, astronautas, doctoras, maestras y hasta… comandantas Supremas de las Fuerzas Armadas”.
La mandataria también se pronunció por devolverle a la Patria todo lo que da y recordó sus inicios universitarios, sus luchas por la cátedra gratuita y su promesa de ampliar las oportunidades para las y los jóvenes.
Claudia habló desde el suelo, no desde el púlpito presidencial, se comunicó directamente con quienes serán de vital importancia para el sostenimiento de este nuevo Campus: la comunidad universitaria.
Claudia nos recordó, que lejos de los terribles errores cometidos, la falta de autocrítica en su facción y algunas inclusiones poco provechosas que se han vivido en los últimos días, la Cuarta Transformación se había comprometido con un cambio de chip, un desprecio por la cultura añeja y sus modos, un discurso contrario al del individualismo, para cambiarlo por el colectivismo y la brújula debería ser siempre el sistema educativo.
Ahora, quizás este discurso son solo palabras, pero las nuevas universidades son algo tangible en el cumplimiento de este compromiso con todos y por ahí se deja entrever, entre toda la maraña de posibilidades, una promesa por cumplir que avanza por el camino correcto.
@Olmosarcos_