La editorial escribe Jesús Olmos
Se imaginan que el presidente Andrés Manuel López Obrador recibiera a los miles de manifestantes del domingo a punta de gases lacrimógenos, toletes, escudos y balas… pues ocurrió el primero de septiembre de 2012, cuando Enrique Peña Nieto (del que el PRI no quiere ni pronunciar su nombre) rindió protesta como presidente de la República.
En un operativo cuyos precedentes podrían ser la masacre de Atenco o la represión del 68, el Gobierno saliente del panista Felipe Calderón y los nuevos encargados de la seguridad en el país, se dieron vida abofeteando a cuanto manifestante se cruzó a su paso.
Golpes y humillaciones, era la consigna. Hubo tortura, levantones y desaparición. De eso, hasta la fecha, nadie dice nada.
@Olmosarcos_
Jesús Olmos
