Desnudar a un candidato: José Yunes

Desnudar a un candidato: José Yunes
Jesús Olmos
Máscaras

Máscaras escribe Jesús Olmos  

En el año 2010, José Francisco Yunes Zorrilla, ahora candidato a la gubernatura de Veracruz, repelaba con la prensa local su permanencia como vocero de la campaña a la gubernatura de Javier Duarte de Ochoa

“Lo importante es que tengo gran convicción por mi partido”, decía como bandera para llevar al extremo la máxima del poderoso líder sindical Fidel Velázquez Sánchez quien afirmaba que “El que se mueve no sale en la foto”. 

El Yunes rojo, quién formaba parte de las cúpulas del Partido Revolucionario Institucional en aquel estado, se había quedado en el camino, puesto que el gobernador Fidel Herrera Beltrán, había escogido a su pupilo y diputado federal por Córdoba, como el abanderado del priismo en “plenitud del pinche poder” en el Veracruz de aquel ensombrecido recuerdo. 

Yunes Zorrila, había preferido el silencio, la complicidad intersexenal y alinearse al partido, antes que cuestionar la decisión que se había tomado de forma cupular. 

Dos años después, el priista apuntó al Senado de la República, desde donde tendría 4 años más para intentar alcanzar la postulación con la que añoraba, sin pensar que el tiempo podría pasarle alguna factura. 

Oriundo del municipio de Perote, se convertiría desde ese momento, en un fiel soldado del priismo peñista y del sistema de partidos que la votación del 2018 terminó por echar a la basura. 

Yunes Zorrilla se convertiría en 2018 en candidato tricolor a la gubernatura quedando en un lejano tercer lugar, recibiendo 528 mil votos a su favor, equivalentes al 13.9% de los sufragios emitidos.

Ahora intenta, mediante la alianza que conforman el Partido Revolucionario Institucional, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, hacerse del cargo aquel que soñó, bajo una falsa bandera de independencia, autoridad moral y política, liderazgo de un partido inexistente y defensor de las mejores causas, cuando en el pasado solapó y protegió a lo peor de la política nacional.  

El 31 de julio de 2015, eran hallados sin vida los cuerpos de la activista Nadia Vera Pérez y del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, junto con los de, Yesenia Quiroz, Nicole y Alejandra, en un apartamento en la Colonia Narvarte de la Ciudad de México. 

La versión oficial comunicada por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), apuntaba que se trató de un caso común de robo, aunque los mismos integrantes de la PGJDF no pudieron contestar a la pregunta de cuales fueron los objetos robados y recientemente se ha documentado la tergiversación del caso para proteger a un grupúsculo de políticos. 

Ante un hecho de tal magnitud se hizo un eco en todos los escollos de la política nacional, principalmente en el Senado, tribuna desde la cual se hizo fuerte el grito de ¡JUSTICIA!

El senador Yunes Zorrilla no solo no aparece entre los puntos de acuerdo que exhortaban a que se tuviera una indagatoria justa, en los que se llamaba a que actuaran la Secretaría de Gobernación, la Procuraduría General de la República o la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, sino que figura en el fatídico cuadro de la deshonra de quienes votaron en contra de estos puntos de acuerdo.

Hasta su primo, el otro Yunes rojo, Héctor Yunes Landa, figura entre quienes exigencían una actuación certera ante la extraña muerte de dos críticos del duartismo.

De hecho es el único Yunes que no lo pidió, pues Fernando Yunes, en ese entonces senador del PAN y opositor al PRI veracruzano, también subió el reclamo a la tribuna de la Cámara Alta. 

Es tan solo un evento que desnuda y retrata al abanderado de la coalición opositora y el mundo de incongruencias que rodean su soñada aspiración.

@Olmosarcos_