Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
El proceso de degradación en el discurso político del poblano Javier Lozano Alarcón es alarmante y no puede ser sino el resultado del deterioro de un estado emocional que acumula 24 años, desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Ya en otras entregas se ha citado la forma en la que desde los espacios que poseía se refería a quien en unas dos semanas se va de Palacio Nacional, “el pinche rayito de esperanza”. Reflejaba desde entonces una profunda ira hacia quien ha atacado desde el año 2000.
El enojo que se refleja en una incontable cantidad de exabruptos en un perfil público de innegable inteligencia y cultura lo ha llevado en las últimas horas a ponderar el último gesto de su compañero de gabinete en el sexenio de Felipe Calderón, el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, antes de ser sentenciado en una corte de Nueva York por sus vínculos con el Cártel de Sinaloa, de Joaquín El Chapo Guzmán.
García Luna recibirá su sentencia en unas semanas más, lo que lo convierte en un desahuciado político. No tiene ya nada que perder y así es como debe entenderse la extensa carta en la que acusa al objeto de los mensajes de odio del único poblano en hacer eco del panfleto.
Fue en la elección de 2006 de la que resultó un cuestionado resultado para hacer presidente a Calderón Hinojosa, su compañero de pupitre, cuando el poblano agudizó su animadversión hacía el tabasqueño que ya pisaba cerca para llegar a la Presidencia de México.
Por años lo llevó a sostener haber servido a un gobierno encabezado por “el mejor presidente de México” y a sacar la cara por el funcionario que se coludió con el narcotráfico desde su posición de poder, ante el disimulo o complicidad de su jefe: el presidente.
Desde el punto de vista psicológico, la ira es definida como el resultado básico de la conducta humana hacia una figura amenazante y es la traducción de un espíritu de supervivencia ante la impotencia que, en la esfera política, especialmente resulta contraproducente.
La frustración que acumula deviene además de un conjunto de desatinos que son públicos e incontrovertibles. En la hoja de vida en la esfera política y partidista son notables y muchos de ellos, fuente de escarnio público, especialmente de personajes públicos con quienes ha rivalizado.
El más reciente, responsabilidad fugaz y frustrado vocero de la campaña de Xóchitl Gálvez, la candidata presidencial del PAN-PRI-PRD que resultó vencida por la morenista Claudia Sheinbaum Pardo en la elección del 2 de junio que lo volvió a encender.
Desde que dejó la Secretaría de Trabajo quiso ser candidato presidencial del PAN, pero nadie lo tomó en serio; en Puebla, pretendió utilizar como trampolín su relación con el ex gobernador panista Rafael Moreno Valle para ser candidato a la presidencia municipal.
Nada ha podido consolidar, ni siquiera la vocería de la Confederación Patronal de la República Mexicana, de la que no duró ni 24 horas antes de que la dirigencia del sindicato patronal desistiera del reclutamiento y de su frustrada campaña a una diputación federal por un distrito de la capital poblana en el año 2000 en donde fue aplastado. El año en que comenzó el odio, la ira y la frustración que aún exuda.
@FerMaldonadoMX