parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La oposición al partido en el poder aún se pregunta si la bufalada que encabezó el diputado sin partido, Jorge Estefan Chidiac, tendrá algún impacto en el ánimo de los electores cuando faltan unos 120 días para la elección de gobernador y de presidentes municipales.
La semana que cerró con el anuncio el lunes de la salida de cinco de los seis legisladores del Partido Revolucionario Institucional en el Congreso local, encabezados por quien en el interinato del gobierno de Guillermo Pacheco Pulido fue titular de Finanzas, deberá ser medido por las empresas encuestadoras de una y otra oferta política.
No es posible aún, pues la inmediatez del momento se extendió luego con un anuncio análogo al de los diputados, pero con presidentes municipales de diversas regiones entre quienes habrá que colocar aparte, a dos por el simbolismo político.
Se trata de José Luis Márquez, de Zacatlán y Lupita Vargas, de Xicotepec pues ambos en sus regiones forman parte de grupos políticos regionales claramente identificados, con una sólida presencia y con raíces profundas para la construcción de sus enclaves.
Márquez tiene una bien ganada fama de operador que sirvió al PRI y llegó a trabajar para el panismo de Rafael Moreno Valle; Vargas es hija de Ardelio, el policía de línea dura que trabajó para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional que hubo de dejar el encargo que se le encomendó recientemente por una “sugerencia” del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La diáspora que propició Estefan Chidiac habría sido impensable en su condición de secretario de Finanzas en el PRI de Enrique Peña Nieto y, aunque el hubiera es inexistente, la escena que hoy nos presenta este experimentado cuadro del activismo partidario simple y llanamente no habría sucedido.
Y a menos que en las próximas horas sea consolidada la presencia del legislador que provocó el boquete más pronunciado en la historia del priismo local en el gabinete estatal, conviene hacer notar las similitudes con otros liderazgos que ya mudaron de militancia y color partidario.
La más notable de las semejanzas tiene que ver con un amigo de infancia, igualmente proveniente de una familia política como el ex gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, hijo de José Murat otro ex gobernador de aquella tierra.
Estefan Chidiac y Murat hijo jugaron y vivieron la primera infancia en Oaxaca, la tierra natal de sus respectivos padres. Ese par de niños crecieron entre sábanas de sed, pero al mismo tiempo bajo el color patrio del partido hegemónico.
Murat renunció a su filia política en medio de una sólida sospecha de haber operado para que el actual gobernador de Morena, Salomón Jara llegara al poder y aunque aún ahora no tiene cargo, el futuro promete al lado de Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial mejor colocada.
En Puebla el liderazgo de Jorge Estefan, por provocar la estampida tricolor tendrá alguna recompensa. Habrá que esperar de qué tamaño será la repercusión, medible a través de las encuestas de consumo interno sin afán propagandístico. La construcción de la opinión pública suele tener solventes dividendos si es bien aprovechada, se sabe de sobra.
@FerMaldonadoMX