Parabólica.mx escribe Fernando Maldonado
Fueron apenas cinco minutos, pero fueron suficientes para entender que la cúpula del partido en el poder vive un periodo de turbulencia. Fue un encuentro privado, lejos de la algarabía dominguera que se vivía en el hotel NH del Centró Histórico de Puebla en el que fueron presentados a quienes competirán por uno de los 16 distritos federales de la entidad.
Eran los dos personajes de la política que acaparan la conversación pública dentro y fuera de Puebla. Alejandro Armenta, candidato a gobernador que apenas unas horas antes había estado en un sitio de privilegio en el arranque de la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum en el Zócalo de la CDMX y el candidato al gobierno de la capital del estado, Pepe Chedraui.
Eran las 9:12 de la mañana y el candidato al Gobierno por la mega coalición entró con grandes zancadas por el lobby, pasó frente a la recepción seguido de una nube de asistentes y siguió derecho hacía el restaurante en donde ya esperaba la mayoría de los convocados, mientras los medios aguardaban en el salón en donde sería presentada a la totalidad de los abanderados por una curul en San Lázaro.
Abrieron una silla casi al unísono y se sentaron a dialogar lejos de la muchedumbre de la mañana. Armenta habló mientas y el segundo se limitó a escuchar atento. El candidato a gobernador agitaba las manos para enfatizar la narrativa frente a un atento Chedraui que siguió el hilo de la charla sin parpadear.
El contexto era complejo y extenso. En horas debía conocerse la lista de los 26 personajes que competirán por una diputación en el Congreso local pues a media noche comenzaban los registros de aspirantes. Un total de cuatro distritos tenían atorada la publicación final y encima, casi en paralelo, las candidaturas de las alcaldías de mayor relevancia.
Ambos se levantaron de la mesa y regresaron a la multitud que luego se trasladó en tumulto a la presentación de lo que llamaron la presentación de los Legisladores poblanos por la transformación que permitió observar en un mismo espacio a perfiles tan diferentes como la viuda del ex gobernador Miguel Barbosa, Rosario Orozco, y al coordinador de los diputados federales de Morena y aspirante al Senado, Ignacio Mier.
Por ahí cerca estaba el enlace de la candidata presidencial con el sector empresarial, Olivia Salomón, dueña de una elegancia que la ha distinguido y atrás justo, David Rivera, hermano de Claudia la ex presidenta municipal con su boina característica tipo Che Guevara.
Y es que si en 2006 el movimiento de Andrés Manuel López Obrador se nutrió de una base social integrada por el pueblo -término utilizado sin eufemismos ni afanes peyorativos- que lo acompañó incluso en el plantón de avenida Reforma, casi a seis años del histórico triunfo de 2018 está confirmado: el monopolio del control no corresponde a los llamados canteranos de aquel movimiento emblemático y contestatario.
Hablaron en esa presentación en sociedad Jimmy Natale del partido Verde; Liz Sánchez del Partido del Trabajo; Nora Merino e Ignacio Mier. Luego vinieron las preguntas de los medios, pero para cuando Pepe Tomé, el director de Comunicación del candidato anunció en el micrófono del retiro de Armenta, medio salón quedó vacío.
Un paciente aspirante a ver su nombre en la lista de candidatos a diputados locales dijo a este reportero ser institucional, que en la 4T habrá cupo para todos.
Al mismo tiempo hablaba como porrista en el micrófono Claudia Rivera Vivanco candidata al distrito por Tepeaca, pero ya nadie tomaba nota por que el tumulto iba detrás del abanderado al gobierno estatal, reflejo fiel del surgimiento del movimiento que entre los propios llaman “armentismo”.
@FerMaldonadoMX