Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Denotan un estado anímico irascible y poco favorable para la causa que los empuja y los mueve para ganar confianza y votos de la gente, pero en realidad exhiben ausencia de valores que la sociedad privilegia; en contrasentido es notoria la ausencia de tolerancia, falta de cálculo; confusión del momento y circunstancia.
Se trata de quien presidió del cumpleañero y maltrecho Partido Revolucionario Institucional, Néstor Camarillo Medina; el candidato a gobernador del frente opositor, Eduardo Rivera; y de uno de los voceros de esa causa, Humberto Aguilar Coronado.
La primera de las estampas la protagonizó el candidato al Senado de la República, Néstor Camarillo, envuelto en un escándalo del que no termina por salir luego de que la aún presidenta municipal de San Pedro Cholula, Paola Angón, habló en un audio filtrado de un presunto pago de 2.5 millones de pesos a cambio de una candidatura.
Incómodo porque fue el secretario general de Morena, Agustín Guerrero, el que anunció la víspera la integración de un expediente para presentar una denuncia en la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales por un presunto delito en la materia, el priista utilizó dos fórmulas que lo colocan como un misógino y xenófobo.
Le dijo a Agustín Guerrero ser una copia barata de Pedro Sola, el popular conductor de la televisión conocido también por su orientación sexual y más aún, lo criticó por no ser nativo de Puebla, sino de la Ciudad de México.
Con esas dos cartas credenciales irá a buscar el voto el frente opositor en una sociedad notoriamente diversa y pluriétnica. Es probable que aún no sepa que la comunidad LGBTTTIQ+ y los migrantes domésticos que todos los días trabajan y tributan en Puebla podrían definir con facilidad una elección.
El enojo y la ira no es buena consejera y Néstor el homófobo y xenófobo deberá aprender de la peor manera esa lección.
En otro escenario, y en paralelo el candidato de la alianza entre PAN-PRI-PRD-PSI, Eduardo Rivera Pérez, fue a la Universidad Iberoamericana para hablar con académicos de lo que ocupa a la academia: políticas públicas, plan de trabajo y acciones, pero no de grilla… y erró.
Como Camarillo, su aliado político en la coalición opositora, cargó contra Morena por la presunta existencia de una campaña basada en guerra sucia, sin una sola prueba.
La victimización como recurso para invocar emociones frente al electorado no fue el más eficaz de los instrumentos rodeado como estaba de miembros de la academia en una universidad caracterizada por un pensamiento crítico y plural. Dos estampas de la jornada de la semana con saldos deficitarios.
Y la tercera estuvo protagonizada por un amigo de casa, crítico feroz de la 4T y del presidente Andrés Manuel López Obrador, Humberto Aguilar Coronado, diputado federal del PAN, aspirante a la reelección y vocero.
Extraordinario polemista, dueño de una inteligencia política aguda, sucumbió al enojo o al arrebato cuando en la habitual rueda de prensa se le preguntó por una candidatura -ni siquiera confirmada a la hora del cuestionamiento- para la esposa del diputado Eduardo Alcántara Montiel, María de la Barreda Angón de familia panista -es hija de la presidenta Paola Angón-.
No fue la más inteligentes de las respuestas cuando la definió como una “muchachita buena” con un dejo de petulancia del que suelen vestirse adultos irascibles frente al empuje y el arrojo de los jóvenes por el solo hecho de ser eso: los jóvenes que también forman parte de la lista nominal que tampoco es recomendable despreciar.
Mala semana la que inicia para el frente opositor que postula a Eduardo Rivera, el candidato que se dice víctima de una campaña orquestada desde algún sótano.
@FerMaldonadoMX