parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
En algún desván de las ofertas de campaña del cúmulo de mujeres y hombres que buscan un cargo de elección debe estar la propuesta, sola y polvosa de las políticas públicas en materia migratoria, fortalecimiento de la estructura familiar y la punitiva acción de la justicia cuando se trata de abandono de persona.
Al menos no en las primeras horas de las campañas al Senado, San Lázaro o las presidenciales se escuchó un solo pronunciamiento o condena por lo ocurrido en la frontera de Arizona con el abandono de tres niños de origen poblano; solo el silencio ante uno de los hechos más oprobiosos que se conozcan en la frontera con Estados Unidos, tras la huida del “pollero” contratado para llevarlos a Arizona.
El silencio de los activos de la partidocracia que buscan ganar confianza y votos, ante el tráfico de personas como si de mercancía se tratara, no hace sino confirmar que los migrantes se ubican en el último lugar del interés de las instituciones, y condenados al olvido.
Dos o tres menciones en la prensa también nos exhibe como gremio ante la inmediatez o las calenturas por la fiebre electoral, que también debe condenarse.
En México todos conocemos o hemos sabido de parientes, amigos o vecinos que buscan llegar al país del norte para trabajar, ganar unos dólares y tener mejores condiciones de vida de las que se poseen en comunidades, barrios y colonias.
De igual forma, todos tienen una referencia del costo, ruta y detalles que imponen los polleros que llevan gente allende el Río Bravo para cumplir con el propósito de trabajar y buscar ese ideal de desarrollo.
Los tres pequeños que salieron de su comunidad en Atlixco serán parte de una estadística que refleja el drama humano de la diáspora convertida en crisis humanitaria a la que no son ajenos nuestros niños.
El gobierno de Puebla cuya característica ha sido la sensibilidad ante diversas problemáticas que tocan fibras sensibles en la sociedad actuó con rapidez para poner a salvo a los niños, pero no debe quedar ahí.
El traficante de personas que anhelan llegar al otro lado de la frontera cometió además un delito que no es menor: el de abandono de menor de edad, y por tanto debe ser castigado con rigor, sin miramientos ni dispensa alguna.
Si la Fiscalía General del Estado coloca este como un asunto prioritario, deberá encontrar con relativa rapidez al sujeto que tuvo la mala entraña de dejar a su suerte a los menores en un escenario inhóspito y lleno de riesgos de todo tipo, desde depredadores sexuales hasta traficantes de todo tipo de mercancía, incluyendo órganos humanos.
Para todos es sabido como se puede contactar a este grupo de coyotes que llevan migrantes a la Unión Americana. Los padres de los niños contrataron el servicio porque el vecino, la comadre o el primo los puso en contacto con quien sería responsable del traslado.
Se puede anticipar que será pan comido el proceso de investigación, búsqueda, captura y sometimiento a juicio, pero no se puede ni debe ser reactivo. Ahí es en donde se deben poner el acento.
Al momento de que se conoció del abandono de los hermanos, la clase política poblana lanzaba todo tipo de acusaciones y ofensas por la ambición electoral. No hubo uno solo de los actores en la contienda que haya condenado y deberán llevar la penitencia porque también por sus silencios se les debe conocer.
@FerMaldonadoMX