Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
De no haber existido la encuesta de Massive Caller en la que es colocado a nueve puntos de distancia del morenista Alejandro Armenta, el panista Eduardo Rivera habría desaparecido de la escena.
El ex presidente municipal está lejos de ser un improvisado en tareas políticas, partidistas y en comunicación política, particularmente en momentos clave para remontar condiciones adversas.
A la media mañana de jueves el ex dirigente panista en el estado, Rafael Micalco, actual legislador local escribió en su cuenta de X que “la diferencia entre ambos aspirantes a gobernar este estado ha llegado a su punto mínimo desde que fueron nombrados; Eduardo Rivera sigue remontando”.
La apreciación del panista parece más un sentimiento aspiracional que un dato concluyente a la luz del inmovilismo evidente en el aspirante a la gubernatura de Puebla.
A la publicación de Micalco, sucesor de Eduardo Rivera en la dirigencia panista en la entidad a mitad de la primera década de este siglo, han seguido otras, igualmente de liderazgos panistas.
Ahí están las de la doña Ana Teresa Aranda; el dirigente panista en la capital, Jesús Zaldívar y la legisladora federal, Carolina Beauregard para festinar el resultado de una encuesta efectuada por una empresa con claro vínculos con Acción Nacional.
Podrá excusarse Rivera Pérez de transitar por el periodo de intercampaña, como se establece en el Código de Procedimientos Electorales, pero la percepción apunta más a un periodo plagado de abulia.
La última ocasión que se difundió un contenido relacionado con las actividades de precampaña fue el 3 de enero, último día de actividades entre quienes compiten por dirigir el destino de la entidad para los seis años venideros.
Casi un semana después, se corrió la invitación a participar de una rueda de prensa que estuvo protagonizada por las dirigencias partidistas, marcada por la ausencia de Carlos Martínez, líder del Partido de la Revolución Democrática.
No existe razonamiento alguno para suponer que los números que ubican al panista a nueve puntos del senador Alejandro Armenta sean serios, o creíbles, pero la cúpula panista los celebró, aunque nadie haya podido ver a Rivera Pérez.
Desde que asumió la presidencia municipal, Rivera Pérez fue un gobernante tenaz y decidido a mantener una agenda que permitió construir una percepción positiva, de trabajo continuo y ocupado de las necesidades de los habitantes de la capital.
Esa es la razón que hace aún más notoria la ausencia del escenario y la actividad pública. Presencial o a través de las plataformas, la falta de información, posturas o presencia se hace aún más pronunciada.
Hasta hace 24 horas, el ex edil de la capital había prestado una rosca de reyes, el día seis de enero y luego, ya con más cuatro días de diferencia colocó otra publicación con su imagen para ir a un lugar común en toda campaña: El rumbo de Puebla está en manos de los jóvenes ¿y si los escuchamos?”.
Más allá del cliché de cada periodo electoral para congraciarse con un sector de la población desencantado con la política y sus protagonistas, lo que se ve es la falta de creatividad, audacia y un vacío de información poco conveniente para su causa.
El nado de muertito, como se dice popularmente cuando la tibieza marca a protagonistas de ciertos episodios son poco redituables, más en política porque ahí nadan tiburones que suelen comerse completito el mandado.
@FerMaldonadoMX