Parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
La historia deberá consignar como una figura carnavalesca la de Javier Lozano Alarcón, ese otoñal personaje del PRI y PAN que un día quiso ser gobernador de Puebla y terminó como frustrado vocero de la Confederación Patronal de la República Mexicana; del excandidato presidencial del PRI en 2018, José Antonio Meade; de la candidata presidencial del frente opositor en este 2024, Xóchitl Gálvez Ruiz; y más recientemente, del candidato del PAN-PRI-PRD a la presidencia municipal de la capital, Mario Riestra Piña.
Lozano Alarcón arrastra un larga lista de fracasos y frustraciones en la esfera política que se acumulan con los años. Cuatro vocerías en el último sexenio sin poder pisar tierra firme es señal inequívoca de la inestable salud laboral y política de un personaje que exuda enojo, rencor y frustración.
La mañana de miércoles en que el equipo de comunicación del candidato a la presidencia municipal de militancia panista salió a medios como sucede desde hace tres semana, Lozano Alarcón figuró como vocero y ese solo hecho, ya es un méritos después de lo traspiés recurrentes y documentadas.
De la voz estentórea lo más notorio han sido los adjetivos. En su primera actuación se fue de frente contra el exgobernador Antonio Gali y del exoperador del difunto Rafael Moreno Valle, Eukid Castañón Herrera por la existencia de un rumor tempranero de que ambos activos del morenovallismo forman parte de las estructuras del equipo de la 4T.
Desprovisto de talento y carácter para la camaradería o hilaridad, se refirió a su incorporación al equipo de Riestra pues “no es tan güey” para haberlo llamado. La petulancia del vocero, exultante.
Ya para la actuación de medio día, lo hizo contra el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina y en contra del candidato al gobierno del estado, Alejandro Armenta. Habituado a romper toda tipo de cristalería, decidió que su momento le daba para apuntar más alto que la figura municipal.
Total, su residencia en la capital del país lo coloca en una condición bastante más cómoda.
Hace unas semanas desde las redes sociales del propio Lozano y del equipo de campaña del candidato al gobierno de la Ciudad de México, Santiago Taboada fue posteado un clip de video que pondera al vocero efímero como la adquisición de quien es “hombre de familia, apasionado de las leyes” con un teatral remate: “Soy Javier Lozano y me pongo la camiseta del cambio”.
Ya se verá la eficacia de esa figura llena de ego y enojo en las campañas en las que sirve. En Puebla con Riestra y en la Ciudad de México parecen tenerlo sobrevalorado pues como otros personajes de la picaresca, el mayor logro es el de haber sido miembro del gabinete de su compañero de pupitre, Felipe Calderón Hinojosa… y fue por designación.
Ya se ha escrito con abundancia, pero siempre es preciso traerlo al presente: quiso ser diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional en el año 2000 y sólo consiguió entregar el mayor número de votos al PAN con Vicente Fox como candidato presidencial, en lo que se consideró un fenómeno electoral de la época. Ahí ya asomaba el origen de los fracasos consecutivos.
No es chiste, es una anécdota.
@FerMaldonadoMX