parabolica.mx escribe Fernando Maldonado
Es la conducta pública la que perfila a la gente, pero las sospechas las que la moldean. Hechos y silencios suelen perfilar a quien en la escena busca un lugar.
El nombre del aspirante a la senaduría por Morena, Ignacio Mier por ejemplo, surge a la primera provocación por su probable participación tras bambalinas, en favor de ofertas políticas contrarias a la llamada Cuarta Transformación.
Evidencias fluyen todos los días, difíciles de controvertir por la contundencia de los datos y hechos que contribuyen a lo que parecía hasta hace dos semanas una leyenda urbana con tintes electorales, como tantas hoy en día.
En el feudo en el que convirtieron Tecamachalco, hasta hace unas semanas gobernó el hijo, Ignacio Mier Bañuelos, se encontró una extensa lista de aviadores que durante 25 meses cobró con cargo al erario en el municipio sin trabajar.
El expediente ya lo tiene el edil suplente, Alfonso Cid Machorro, del que es probable sea turnado a la Auditoría Superior del Estado.
Entre el personal que presuntamente trabaja para el gobierno municipal de Tecamachalco está un mujer de nombre Haru Morales Aguilera cuyo vínculo con el candidato a la presidencia municipal por el frente opositor Inés Saturnino López Ponce es indisoluble.
El 9 de febrero compartió en sus redes sociales el post de una cuenta en el que se lee “la entrega de constancia a Eduardo Rivera Pérez por parte del PSI en Tecamachalco fue un catalizador para dejar claro que Inés Saturnino López Ponce no solo cuenta con el cariño y aprecio de los ciudadanos, sino también su respaldo absoluto”.
Saturnino López Ponce es el personaje de la picaresca que el frente Fuerza y Corazón por Puebla con el PAN-PRI-PRD-PSI decidió postular a la alcaldía, adversario de Morena.
Morales Aguilera, la joven que ha cobrado puntualmente su salario sin trabajar en el ayuntamiento bajo las órdenes de los Mier, forma parte del círculo íntimo del candidato opositor y esa no puede ser obra de la casualidad, sino de la componenda.
Y refuerza la tesis de la existencia de una estrategia para propiciar un voto diferenciado en favor de Morena para el Senado y cruzar todo lo demás en favor de la alianza integrada por el Partido Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional, Partido de la Revolución Democrática y el Pacto Social de Integración.
En esa lógica es que se entiende las reuniones periódicas entre los Mier y el personaje que ha sido exhibido como un misógino acostumbrado a tratar a punta de patanerías la mujeres.
La jugada del voto diferenciado atenta contra las aspiraciones de al menos tres miembros de la cúpula de Morena, el candidato a gobernador, Alejandro Armenta; el candidato a diputado local y presidente del Consejo Estatal de Morena, Andrés Villegas; y finalmente, del candidato a la presidencia municipal, Rubén Romano.
De las primeras señales que fueron registradas en la escena ocurrió cuando el candidato del frente opositor a la alcaldía de Puebla, Mario Riestra presumió la incorporación a si equipo a Iván Galindo, un jurado de la causa del autollamado “morenacho”.
La idea de interferir en la vida interna de partidos políticos no es nueva, y ha sido la constante en la conducta de Fernando Manzanilla Prieto, otro aliado de Nacho Mier.
Esa fue una de las razones más poderosas por las que fue echado del gobierno de Miguel Barbosa.
Consultado hace unas ocho semanas sobre la practica visible, el entonces senador en activo y coordinador de defensa de la 4T, Alejandro Armenta dijo literal “no me chupo el dedo” y esa versión confirmo que en política no existen sorpresas, sino sorprendidos.
@FerMaldonadoMX