El oprobio de la política

El oprobio de la política
Fernando Maldonado
Parabólica

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado

La porosidad de la moral pública en la oposición quedó ayer expuesta en su totalidad con un conjunto de hechos de los que poco se advirtió por la multiplicidad de escenarios y circunstancias.

Acaso el más obvio en la esfera local fue el registro de un sedicente obradorista como el ex presidente municipal de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa, como aspirante a una diputación por el PRI-PAN-PRD.

En otro escenario, la incorporación de una operadora parcial de medios, como Sagrario Conde para trabajar en la campaña de Mario Riestra, diputado federal del Partido Acción Nacional, que aspira a competir por la presidencia municipal de la capital.

Nadie consultó a Riestra si planea solicitar licencia al cargo de diputado federal mientras trabaja en el proselitismo de ocasión como la dirigencia de su partido exigió al senador Alejandro Armenta, coordinador de la Defensa de la Transformación.

En paralelo, se dio el registro como candidato al Senado de la República de Néstor Camarillo, presidente aún del Partido Revolucionario Institucional, del que ya salió por voluntad propia Silvia Tanús, un símbolo del priismo que se construyó a lo largo de 50 años de trabajo político.

La sola presencia de José Juan Espinosa en el desvencijado edificio de la Diagonal Defensores de la República no hace sino confirmar que la política en tiempos de pragmatismo está poblada por cínicos.

Y se inscribe en la lógica que ha regido en la conducta de sal ex presentadora de TV Azteca como Lily Téllez, la grandilocuente senadora que fue postulada por Morena en 2018 y Nancy de la Sierra, que también se coló por una rendija del PT para llegar al escaño y luego tomar un rumbo político que la hizo recalar en una entelequia que se llamó “Grupo plural” de senadores.

No hay honorabilidad en la mayoría de quienes hacen política, sino pragmatismo rampante; pero también se adolece de inteligencia porque se apuesta por la desmemoria y la ignorancia sobre el pasado reciente de trayectorias propias.

Espinosa mantiene compadrazgo con Ricardo Monreal, el coordinador de Organización en el equipo de campaña de Claudia Sheinbaum y en consecuencia, obtuvo prebendas, cargos y posiciones hasta que las posturas delirantes del ex edil llevaron al zacatecano a zanjar distancia.

Fue un obradorista de dientes para afuera, hasta que la fecha de caducidad en la 4T lo puso de patitas en la calle. Regresó de su exilio cargado de ponzoña, afán de desquite y encontró cobijo en la oposición que, como el resto, adolece de honorabilidad.

En el caso de Camarillo, presidente del PRI a pesar del grueso de la militancia, pero a complacencia del impresentable Alito Moreno, presidente nacional de ese partido, está resuelto a dejar su encargo por un hueso: la senaduría.

No es que no lo merezca, pero se va en el peor momento que vive su partido, acaso comparable con la crisis que vivió en 1988 con la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo.

Lejos de permanecer en el barco hasta el final como los capitanes que se precian en momentos de tormenta, se dispone a saltar junto con el resto de los tripulantes en desdoro de la moralidad pública.

Riestra, el legislador que hace campaña con todo lo que toca, seguirá en campaña y Conde, en el área de prensa, confirman que como la materia, el morenovallismo no se crea ni se destruye, sino se transforma.

@FerMaldonadoMX