Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
Como mal sueño que se torna realidad, el hallazgo de los restos humanos que un grupo delictivo rival dejó a las afueras de uno de los domicilios del líder criminal fallecido en un penal federal de Oaxaca, “El Grillo”, no es sólo una señal para el cabecilla local que lideró a un grupo de sicarios, narcomenudistas y extorsionadores.
Ocurre a menos de dos semanas de los comicios generales en México y para gobernador, alcaldes y legisladores en Puebla.
Hace seis años José Christian Romero Aguirre a quien se le popularizó por el apodo de El Grillo fue un actor central de la violencia electoral del domingo 1 de julio.
Apenas conocida la información de lo sucedido en las últimas horas, vecinos del domicilio del sujeto que tuvo bajo su mando a la red más extensa de vendedores de droga con presencia en la mayoría de los mercados de la capital, narró la pesadilla de tenerlo en el vecindario.
Incluso la ocasión en que se escuchó el alarido de alguien en su interior y la activación de una sierra. No fue una novedad dada la crueldad con la que sometió y exterminó a quien osó atravesarse en su trayectoria criminal.
El 11 de julio de 2018, unos días después de la violenta jornada electoral que puso en el mapa electoral a Puebla, el reportero publicó una bitácora de la manera en que se construyó la estrategia para impedir que Morena y su candidato, Miguel Barbosa, arrebatara el poder al grupo de Rafael Moreno Valle que había postulado a su esposa, Martha Erika Alonso.
No se tenía aún información puntual del instrumento que permitió atemorizar al electorado en los comicios de hace seis años: El Grillo.
“El Grillo fue uno de los vándalos que una mano negra llevó a una bodega del Mercado Unión, el punto de encuentro en donde salió el nutrido grupo de pandilleros para reventar la elección del domingo 1 de julio, para lo cual contaron con todo un aparato logístico consistente en medios de transporte, dinero en efectivo y armamento.
“Voces en los sótanos policiacos lo describen como un sujeto sin atisbo de humanidad capaz de martirizar hasta la muerte a sus enemigos. Desmembrarlos de a poco para alargar la agonía para infringir dolor hasta lo indecible. Y ese es el perfil que consiguió sembrar el terror el día de la elección que consiguió que la fiesta cívica se transformara en un escándalo nacional.
“Desde semanas previas a la jornada comicial y desde un call center, cientos de llamadas se hicieron a números móviles.
Detrás de la fachada de una firma encuestadora accedieron a la intención del voto de perfiles seleccionados con un método matemático y aleatorio. Desde el nido de operación mapacheril se pudo diseñar un mapa de riesgo electoral y se planeó la campaña de terror.
“Para ello se dispuso de un enorme número de vehículos. Por los menos diez autos fueron sustraídos de los corralones, de donde también salió la camioneta volcada cargada de paquetería electoral robada y que permitió a la Fiscalía Especializada en Atención de Delitos Electorales vincular a proceso a dos de sus ocupantes.
“Ahora se sabe que la heredera del pulpo taxista, creado por Pedro Díaz, el dirigente del gremio fallecido en septiembre de 2016, Erika Díaz, dispuso de medio millar de autos para facilitar llegada y huida de un comando que operó con precisión y sangre fría”.
En el críptico mensaje del sicariato, la señal tiene múltiples interpretaciones. Si José Christian Romero era temible, quienes dejaron los despojos humanos en las últimas horas son peores.
@FerMaldonadoMX