Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado
El diputado Ignacio Mier Velazco pasará a la historia como el sepulturero del Poder Judicial tal y cómo está concebido, al igual que otros órgano autónomos, colocados como blanco de ataques de la cúpula de la 4T.
Antes de septiembre, el país sufrirá una reforma profunda para dar paso a un modelo en el que sus integrantes lleguen a cargos de responsabilidad mediante el voto directo de la gente como sucede en otros países.
Horas después del anuncio, el peso sufrió una depreciación frente al dólar norteamericano hasta llegar a los 18 pesos. Los mercados suelen reaccionar con rapidez frente a políticas públicas en países en los que descansa su capital.
Es cierto que ese aparato que forma parte del Estado Mexicano requiere de una reforma profunda por los errores y horrores cometidos por no pocos jueces, magistrados y ministros.
Lo que resiste apoya, decía Jesús Reyes Heroles en la década de los ‘70 del siglo pasado, a su paso por la Secretaría de Gobernación cuando el PRI era el aparato dominante.
Con esa tesis, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador comenzó a trazar la ruta para el cierre de la administración con una precisión de relojero y paciencia de artesano.
La ratificación de un tecnócrata como Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se inscribe en esa misma línea de tiempo para evitar alterar a quienes forman parte de un grupo de presión de enorme influencia en el país y en el mundo.
La decisión para reformar todo el aparato de justicia federal ya estaba en el escritorio del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero había que esperar a cruzar la primera aduana: la elección del domingo 2 de junio.
Logrado el primer propósito había que aplicar orden y sistema para una tarea de suyo compleja sin poner nervioso al gran capital tras el triunfo de un proyecto político de izquierda.
Ramírez de la O viene de ese neoliberalismo que tanto critica el presidente pero, curiosamente, era al mismo tiempo uno de los dos candidatos para hacerse cargo de la SHyCP desde la elección en 2012.
El otro perfil que con el que el círculo financiero simpatizaba era Agustín Carstens, entonces Gobernador del Banco de México y el resto de la historia ya es conocida.
El priista Enrique Peña Nieto ganó la Presidencia y Ramírez de la O regresó a su consultoría para desde ahí junto con un grupo asesor de alto nivel trabajar la política económica del gobierno del tabasqueño.
López Obrador dejará listas las reformas pendientes con la mayoría calificada que se necesitaba en las cámaras, a lo que han llamado el “plan c” de la 4T y, con lo que podrá conseguir su pase a la historia de México.
De manera paralela, evitará pasar la factura a la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, la figura que igualmente esculpió con paciencia y tiento desde el tiempo que la ganadora de la elección presidencial le reveló que su ex marido, Carlos Imaz se había corrompido con dinero ajeno en el año de 2004.
Los detractores están impedidos por el sentimiento que nubla la razón, pero la gran verdad que se revela con datos y hechos aparentemente inconexos, algunos de ellos desde hace bastante tiempo, es que López Obrador es aún el audaz ajedrecista que advierte la última jugada en el tablero, como gambito de dama: dos casillas adelantados.
@FerMaldonadoMX