Parabolica.mx Fernando Maldonado
La suposición de que un desayuno convocado el sábado 6 a trabajadores del ayuntamiento de Puebla para promover las aspiraciones para dirigir a PAN del edil con licencia, Eduardo Rivera Pérez sólo pueden ser explicables a la luz de la guerra interna por la presidencia de Acción Nacional, que deberá resolverse antes de que termine 2024.
Con la accidentada carrera para ocupar la silla de Marko Cortés Mendoza, jefe nacional de este partido político como ya se vio en las últimas horas, se deberá solventar en octubre próximo, para lo que se pondrá a prueba la capacidad política de una poblana como Ana Teresa Aranda, opositora per sé en el escenario poblano.
No antes sino después, lo mismo deberá ocurrir con la posición que ocupa la presidenta panista en el estado, Augusta Díaz de Rivera, cuyo sello político característico ha sido el de pertenecer al grupo de quien compitió por la gubernatura en la elección del 2 de junio, de la que resultó vencido por el morenista Alejandro Armenta.
El ex candidato a gobernador, aseguran correligionarios suyos, quedó impregnado con magma desde que en 2021 compitió por la presidencia municipal dado los números que resultaron de esa elección en la que se midió a la reeleccionista Claudia Rivera Vivanco, enemistada con el difunto gobernador Miguel Barbosa Huerta.
Son panistas y no militantes del Movimiento de Regeneración Nacional quienes vieron al panista en esa elección como la carta del mandatario, no la edil sobre quien pesaba el señalamiento de haber encabezado un gobierno deficiente, pero arrogante, frente a temas de enorme significado para los habitantes de la capital del estado.
En el imaginario de un amplio segmento panista pesa la suposición que, de no haber fallecido el 13 de diciembre de 2022, el difunto gobernador habría jugado porque su compañero de legislatura en San Lázaro entre 2000 y 2003 fuera el sucesor en el gobierno que deberá iniciar trabajos el próximo 14 de diciembre.
Entre quienes han levantado la mano por la candidatura a la presidencia de Acción Nacional en Puebla están Mónica Rodríguez Della Vecchia, cuya carrera política ha ido en paralelo a otro panista de notable presencia en la escena como Pablo Rodríguez Regordosa, funcionario con el difunto ex aspirante presidencial Rafael Moreno Valle.
En la presente legislatura, no sólo Rodríguez Della Vechia ha levantado la mano por esa dirigencia, pues se debe contar a Lupita Leal y Rafael Micalco, paradójicamente, los tres ajenos al grupo político de Eduardo Rivera Pérez. Otro perfil que también buscará presidir a la principal fuerza opositora es el presidente municipal saliente de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui, de quien en este espacio ya se ha adelantado dado los resultados obtenidos en ese municipio.
Ante la preeminencia que aún posee quien públicamente se ha resistido a abrir su juego ante el proceso de renovación en la dirigencia panista, no será extraño que Della Vechia, Leal, Micalco y Tlatehui trabajen en la construcción de un bloque opositor que bien podría denominarse el Tucor (Todos Unidos Contra Rivera).
@FerMaldonadoMX