La emboscada del “Jaguar”

La emboscada del “Jaguar”
Fernando Maldonado
Parabólica

Parabolica.MX escribe Fernando Maldonado

Cuando “El Jaguar” escuchó su nombre en medio del ruido que produce la cotidianidad en un casino, muy probablemente sabía que su suerte había llegado a su final. No saldría con vida de ese lugar, como en efecto, sucedió instantes después que; sin embargo, pareció una eternidad. Justo como sucede cuando la muerte acecha.

La ejecución de Alexis N., casi a la media noche del martes 9 en el casino Big Bola, frecuentado por ludópatas y oferentes de todo tipo de productos o servicios, no podía tener un desenlace diferente al que todos conocieron esa misma noche.

Y la suerte no podía haber sido distinta porque el operativo desplegado por el grupo rival que arrebató la vida al presunto integrante del Cártel Jalisco Nueva Generación ya había sido ubicado, incluso antes de que irrumpiera el grupo armado.

Testimonios de trabajadores y clientes del lugar calculan que fueron al menos diez personas, entre sicarios y halcones, los que participaron en el despliegue la noche de martes para acabar con la vida del objetivo, del que se supone, rivalizó por la plaza.

No es extraño que nadie parara un alto a un grupo de sicarios que se movió en al menos cuatro vehículos, equipado con chalecos balísticos y armas largas, rumbo a uno de los centros de recreo más populares de Lomas de Angelópolis.

No lo fue porque existe un pacto de silencio no firmado, pero explícito, entre gerentes, personal y clientes, por disimular la existencia de un mercado clandestino en el que lo mismo se encuentra cocaína y otras drogas, que damas de compañía u otros servicios.

Fue la muestra obscena de lo que todas las noches sucede en un ámbito alejado del escrutinio público, disimulado por funcionarios corruptos de gobiernos municipales y una larga lista de titulares de dependencias que van desde Protección Civil hasta Seguridad Pública.

Una cosmovisión en la que convergen jugadores de solvente bolsillo que llegan a jugar cada noche hasta medio millón de pesos, dispuestos a perderlos para regresar al día siguiente, y volver a tentar a la suerte.

No solo eso, porque además existe una basta oferta de sustancias prohibidas que suelen ser puestas a disposición de consumidores a través de WhatsApp, en listas de distribución para quienes deseen subir al siguiente nivel, además de la adrenalina que supone la apuesta.

La noche en que la muerte de “El Jaguar” se concretó, el lugar fue rodeado por tiradores adiestrados y con la determinación de quien está resuelto a cumplir con una encomienda como terminar con la vida de una persona.

Una voz narró que al escuchar el grito de uno de los matones ubicado en el interior del casino “Alexis, venimos por ti; todos al piso”, el sujeto que se convertiría en víctima que se encontraba entre las maquinitas de apuestas intentó desenfundar una pistola 9 milímetros, pero ya otro tirador hacía rato, lo tenía en la mira. Fue un blanco que se hizo visible cuando desde la puerta de acceso escuchó la advertencia.

Un grupo pequeño de trabajadores y clientes consiguió escurrirse por el acceso de emergencia en donde ya se encontraba otro sicario con un arma larga apuntando al acceso: “ustedes ya se salvaron, váyanse a la verga, ¡corran!”.

Aterrados, pero con vida, se escabulleron sin voltear la mirada. No fuera a ser que el matón se hubiese arrepentido.

Desde la noche de la ejecución de “El Jaguar” los “casineros” de la zona metropolitana regresaron al esquema de revisión y prevención para evitar que gente armada ingrese a los casinos.

Muerto “El Jaguar” decidieron poner remedio. Será temporal, dicen los jugadores empedernidos que no han dejado de frecuentar esos lugares, para volver a probar suerte, porque el pacto de silencios esta más vigente que nunca.

 

@FerMaldonadoMX